sábado, 26 de julio de 2014

La Baronesa, Ralph Barby


 
 Hay una escuela de pensamiento que, al parecer, propugna que los que hagan alguna crítica o comentario acerca de una obra creativa procuren ser lo más objetivos posible en su criterio; que contengan sus emociones para no contaminar demasiado el fondo de la obra en cuestión; que se valoren los aspectos técnicos de, por ejemplo, un film, que tengamos en cuenta los materiales, la herencia estilística empleados e integrados en una obra plástica, que apreciemos la pulcritud narrativa y sintáctica de un texto literario.
 Esa variedad de la crítica tiene dos inconvenientes. El primero que si no tenemos conocimientos técnicos de la materia que tratamos (si no hemos manejado en nuestra miserable vida un tomavistas, una cámara digital, o hemos visto 30 veces una película para reparar en sus planos, planos-secuencia, fotografía, etc; si no hemos pintado garabatos en los bordes de los libros de texto, si no hemos atendido en las clases de historia del arte, o no entendíamos -y seguimos sin entender- para qué hay que diseccionar, cual cirujano de las letras, una frase para desentrañar sus secretos gramaticales) no podemos juzgar nada.
 El otro inconveniente es que es imposible.
 No podemos deshacernos de nuestro bagaje histórico, emocional, sensitivo; de nuestras fobias, nuestros caprichos, o nuestros inmensos errores como el que se sacude del lomo el agua de lluvia. Desengañaos, no existen los "especialistas" en las creaciones artísticas humanas. Tanto los creadores de sus obras como los receptores de sus obras somos criaturas hechas a partes iguales de razón y de emoción, y los estudios científicos están bien para crear softwers informáticos, o para dilucidar si en el espacio exterior existe ese planeta gemelo que nos pueda acoger cuando destruyamos este en el que viajamos ahora por el universo, no para la ficción.
 Cada cual es un Mundo y una Historia personal e intransferible. Y está bien que así sea.
 Todo este rollo macabeo viene a cuento de que a mí me gustan los bolsilibros de terror de Ralph Barby. En mi colección de bolsilibros de la colección Selecciones Terror de Brugera sólo conservo novelas de Curtis Garland-Donald Curtis (Juan Gallardo Muñoz, 1929-2013 ) y de Ralph Barby (Rafael Barberán, Ángels Gimeno). Esto no quiere decir que todas las novelas cortas que escribieron estos autores en esta colección fueran buenas, incluso hay alguna mala; pero las que son buenas, son buenas de verdad. Cuando al talento y experiencia narrativa de los autores se une una trama que incorpora esos elementos desestabilizadores de la realidad, que se entrega a lo Irreal, lo fantástico, la pesadilla, se consiguen unos relatos que se pueden considerar clásicos de la literatura popular española, cuya eclosión se produjo con esta colección de Brugera y cuyo hundimiento fue el de esta editorial; cosa de una década, los ´70, y parte de la de los ´80.
 Ahora Ralph Barby (Rafael Barberán), en solitario, se diría que retoma la línea de aquellas novelas de aquellos años y crea una historia que comienza, precisamente, en los años finales del pasado siglo. Pero esta es una novela que puede contar con más páginas que aquellas noventa y tantas fijas de los bolsilibros, aunque no más ambición narrativa, que eso ya lo tenían los bolsilibros, aunque condensada, pero sí mayor espacio argumental, para describir cómodamente lo que le interese al autor.
 Es esta la historia de una mujer atractiva, decidida, ambiciosa, a la que llaman La Baronesa, que persigue un objetivo claro en su vida, y para el que despliega todos los recursos a su alcance para conseguirlo.
 La impresión de prólogo, de presentación de los diversos elementos que se disponen en un escenario embrionario ("embrionario"; ya entenderán la alusión cuando la lean), se confirma con la conclusión de la novela, que deja abiertas una vías que se desplegarán en la prevista segunda parte de La Baronesa.
 Antes he escrito que Ralph Rarby ha escrito esta novela en solitario, pero eso no es del todo cierto. Más exacto sería decir que la escribió a dos manos, porque el Ente Ralph Barby lo forman dos personas, y Ángels Gimeno siempre está presente aunque no redacte una línea. Rafael Barberán lo deja claro en la dedicatoria del libro.
 Libro que se pondrá a la venta en los comercios del ramo en septiembre pero que ahora se puede conseguir, sin problemas, en la página web de Alberto Santos Editor. También se pueden conseguir algunas de las novelas clásicas del autor en Lady Valkyrie, ladivalkirie.com





miércoles, 16 de julio de 2014

Antología de las mejores novelas policiacas, vol. 11

 Fueron 18 los tomos recopilatorios que la Editorial Acervo dedicó a "las mejores novelas policíacas", en las que, en volúmenes con alrededor de 400 páginas, con lujosas cubiertas en cartoné, en ciertas ediciones de las muchas que tuvieron estas selecciones, en las que se recopilaban cuentos y novelas cortas de este género de distintas y variadas procedencias y estilos; desde la novela-enigma al hard-boiled; desde el misterio clásico decimonónico (Poe, Dickens), hasta Ellery Queen o Richard S. Prather. Acervo también dedicó volúmenes de estas características a los géneros de Ciencia Ficción (Antología de novelas de anticipación, 20 tomos), al Oeste, o a autores particulares (Obras Escogidas de William Irish-Cornell Woolrich, Jean Ray, H.P. Lovecraft, Henry James)
 El tomo decimoprimero de estas antologías policíacas se dedicó a autores españoles, en exclusiva. La selección de los relatos y autores, y las reseñas y presentaciones de unos y otros corrió a cargo de Antonino González Morales. Entre dichos autores figuraban algunos ya consagrados en la novela general del momento, algunos llegados de otras labores profesionales que encontraban aquí una ventana para mostrar su obra, y bastantes que provenían del profesionalizado mercado de la novela popular (el bolsilibro), que en estas colaboraciones firmaban con su nombre verdadero. Y llama mucho la atención el que, siendo también el antologista uno de esos autores de bolsilibros, se limite a mencionar, en cada caso, que "tienen una gran producción bajo seudónimo", pero no se digna a relacionar cuales son estos seudónimos.
 No se si se trataba de una directriz sugerida desde la editorial Acervo para evitar una publicidad gratuita a ediciones de editoriales ajenas (Acervo no se dedicaba a la novela popular de bolsillo), o simplemente todos, editores, antologista, autores, futuros lectores, consideraban que esa literatura popular no tenía cabida, siquiera de refilón, en esta monumental obra de "calidad".
  Empezamos por el principio, por Luís Arrizabalaga Español, y, salvo los datos biográficos que nos ofrece el antologista en la presentación, entre los que nos refiere que era autor de algunas novelas largas policiacas bajo seudónimo (y de la que no nos dice cual, lo que será una constante en adelante). No he encontrado referencia alguna sobre él en ninguna parte, tampoco de esas misteriosas novelas. Todavía hay muchos huecos en el inmenso tapiz de información que es internet. No todo está en la Nube.
 "Correo para Elena" es la novela corta que nos ofrece el autor en esta selección, y trata de un hombre que, desde la cárcel, donde espera sentencia por el asesinato de su tia escribe cartas a la hija (Elena) del presidente del tribunal que le juzgó, explicándole su caso y los errores y omisiones que él detectó en la instrucción; porque es inocente, por supuesto. Así la historia está construida sobre un soporte epistolar, en primera persona, desde el punto de vista del reo, a posteriori de los hechos que narra, y, aunque en su primera parte resulta muy entretenida gracias a esa manera de contarnos la historia y por desarrollarse la acción en la vista del juicio, y ya se sabe que las historias de juicios son siempre, al menos, interesantes, en su segunda parte, reabiertas las investigaciones por contagiar sus dudas al padre de Elena, el magistrado de su caso, y su conclusión, que da un vuelco a todo lo que teníamos entendido y asimilado desde el comienzo del relato, resultan un tanto banales; novela-enigma al fin y al cabo, de crimen de cuarto cerrado y pito-pito-golgorito-tú-eres-el asesinito que ya era viejo cuando este relato se escribió.
 O quizás soy demasiado intransigente con este tipo de relatos y veo defectos donde no los hay y es un cuento estupendo; de cualquier manera lo leí hasta el fin, lo que a estas alturas ya es mucho.
 Continua en el índice un cuento de Noel Clarasó, un autor que en su dia fue muy valorado y apreciado; prolífico, autor de muy diversas obras, incluidos ensayos de botánica y jardinería. Hoy en dia apenas si se le recuerda por sus frases ingeniosas, satíricas.
 El relato que nos ofrece aquí ("OJo por ojo, vida por vida") no es policíaco, es un relato encuadrable en el género fantástico. Y es un buen cuento. Muy bien narrado y con una conclusión, aunque en absoluto original, coherente y lógica, aunque suene contradictorio tratándose de un relato "irracional", pero cada género tiene sus reglas, su música, y cuando sus acordes son armónicos la melodía, aunque familiar se escucha con agrado. En la relación de obras del autor figura una recopilación de relatos titulada "Miedo". Seguro que cumple lo que anuncia.
 En la biografía de Carlos Clarimón que se ofrece en este volumen se dice que el autor nació en Zaragoza, en 1920, que en 1955 recibió el Premio "Juventud" de cuentos y que escribió un ensayo, de tono humorístico, sobre la novela policiaca, varias novelas cortas de género, también novelas largas... Todo muy vago, ni mención de algún título de aquellas; este Antonino sería buena persona, pero como propagandista de la obra de sus colegas dejaba mucho que desear. Afortunadamente hoy en día con internet, y sabiendo que el nombre completo del este autor era Carlos Clarimón Lafarge, se pueden encotrar datos sobre el sin dificultad. En la página web de GEA, Gran Enciclopedia Aragonesa , entre otros apuntes, me encontré con que él también fue autor de bolsilibros con los álias de Charles Clark, Red Lowell y Rob Joyce. No debió ser su producción en este campo muy extensa; sólo he logrado localizar una sola novela en Brugera, en la colección Servicio Secreto, el nº 139, como Red Lowell, aunque allí se dice que publicó en muchas de las editoriales de la época: Rollán, Dólar, Valenciana, Espejo, Gilsa...
 El cuento que presenta aquí debió gozar de cierto éxito en la época, pues se conocen varias ediciones de este, y, en verdad, lo merece.
 "La trampa"; un cuento corto que se podría encuadrar en esa variante del relato policíaco que podríamos llamar "crímenes domésticos", son crímenes en el seno familiar, que podrían suceder en nuestra ciudad, en la casa de al lado, en la que están involucrados esos vecinos nuestros a los que conocemos de vista y de darnos los buenos días, pero nada más. Y esa es su virtud, que transcurre en un escenario familiar, para los que nos hemos criado en una capital de provincias en los años ´60, ´70.
 Es una historia sórdida, de personajes grises y vulgares, y con un personaje que actúa con una frialdad y una indefinición en sus móviles que lo hacen más inquietante, muy bien escrita, bien resuelta, y que me ha despertado una gran curiosidad por conocer el resto de su obra en el género, y sobre todo esa incursión en la novela popular.



 El siguiente en el turno es Francisco Cortes Rubio, que como Frank Mcfair fue uno de los más interesantes autores de la época dorada de la novela popular. En la presentación se nos informa de que nació en Madrid, en 1924, y que desde muy joven se dedicó a la literatura; también se nos dice que es aquel momento preparaba un libro con relatos policiacos con su nombre verdadero (muchos de los cuales nos consta que publicó en otros volúmenes de esta colección), y varias obras de teatro, sin estrenar. Suponemos que ni ese volumen de cuentos ni esas obras de teatro habrán visto la luz nunca, y sería interesante conocerlas.
 En "Un hombre de carácter", Francisco Cortés Rubio nos ofrece uno de los mejores cuentos de la selección, siguiendo esa modalidad de relato de "crímenes domésticos", en esta ocasión con un tono cargado de ironía, de una crueldad juguetona. El autor se burla de la clásica enemistad entre suegras y yernos y del papel dominante del "cabeza de familia". Un divertimento que confirma el talento narrativo de Francisco Cortés-Frank Mcfair.



  Francisco Faura Peñasco, mejor conocido en el mundo de la novela popular como: Bob Crane, Dick Chass, Dick Ford, F. Faure, Francis Faura, Frank Mature, Jim Bravo, Larry King, Lem Mallory, Rod Fawer y Vander Kane.
 No es este autor, como Vander Kane, uno de mis escritores favoritos de bolsilibros. En "En el cielo no había ángeles" nos cuenta una historia de aviadores militares, en la que la envidia y los celos construyen un armazón de barniz irónico, aunque más suave que el de su compañero Francisco Cortés en su relato, y resulta sólido; entretenido. Al margen de la calidad de determinados autores de novela popular, lo que no se puede negar es que todos tenían Oficio, y eso es lo que trasluce este relato: profesionalidad.
 Nació en Valdepeñas, Ciudad Real, el 1 de diciembre de 1932. En aquel entonces (1967, en su primera edición) era también técnico de publicidad de una conocida empresa nacional.
 "Señor Juez...", Darío Fernández Flórez. Poco puedo decir de este cuento; no lo leí. No se si es bueno, malo o regular, solo se que no me interesó. Si en los dos o tres primeras páginas un cuento no me atrapa, no me engancha, no insisto.
 Así que me enfrenté a la aportación de Antonino González Morales (Anthony G. Murphy en el mundo de la novela popular) a esta antología. Su antología. "Un cadáver bajo el agua" Bueno, pues me ha parecido uno de los relatos más flojos de los seleccionados. Tiene un par de incongruencias argumentales que me sacan de la historia. Situaciones y personajes son demasiado tópicos; sus reacciones son las que se esperan en unas criaturas creadas a partir de la amalgama del imaginario popular, como marionetas. O quizás es que, a estas alturas, mi atención se despega con demasiada facilidad de un texto al mínimo bache. Es posible.
 Pero no me ha gustado.
 Enrique Jarnés Bergua es un autor del que apenas conozco su obra dentro de la novela popular; tan sólo tuve un acercamiento, abortado, a una novela suya firmada como Enrique Jarber, "La cárcel luminosa", tomo1, nº 135 de Biblioteca de Chicas, de Ediciones Cid. La abandoné a las pocas páginas cuando pensé que en realidad había sido escrita por un representante de la Conferencia Episcopal Española, y tras leer en la presentación que también fue Teniente Coronel de ejército...en fin, que no me apetecía mucho leer nada suyo, la verdad.
 Pero...
 Pero ahora busco con deseo lujurioso hacerme con alguna novela suya firmada como Eirik Jarber. Sin duda los dos relatos que aporta a este volumen ("Un hombre llamado Nadie" y "La hora que no es") son de lo mejor de este. Si no lo mejor. Unos muy interesantes relatos, bien escritos, bien planteados, bien resueltos. En "Un hombre llamado Nadie" nos plantea una historia de intriga y suspense en la que tres acomodados, y repulsivos, individuos son amenazados y chantajeados por alguien de su pasado que no pueden identificar, que acaba por irlos "eliminando" uno tras otro. La segunda historia "La hora que no es" no es menos angustiosa, un portero de un edificio de viviendas reúne, con engaños, a los vecinos del inmueble en el sótano, alterado por él; les encierra y les anuncia que los va a matar a todos, cuando al cabo de una hora las agujas de un reloj hagan contacto con una bomba preparada bajo sus pies... El autor mantiene el interés y la tensión en todo momento y resuelve la situación con brillantez. Por ponerle un pero, se echa de más una cierta pretensión de representar con los personajes encerrados en el sótano un "Gran teatro del mundo", una representación comprimida de la sociedad del momento. Sobra, pero no molesta.
 Fue autor de los guiones radiofónicos en la SER de Diego Valor, así como del tebeo, con dibujos de Alfonso Buylla, "Bayo" y "Jano".



 "Sólo un cuchillo", Joaquín Ruíz Catarineu (Alan Carson, George Maxwell, Jack Logan, Javier Catá, Peter Logan), bilbaíno, nacido en 1920. Una madre viaja, en una noche lluviosa, a un pueblo dónde le espera su esposo, en una montera, y que la ha llamado para que le lleve algunas escopetas. El hijo de la pareja va con ella, dormido en los asientos traseros. La mujer recoge a un autoestopista que permanece bajo la lluvia. El hombre la amenaza con un cuchillo para que le lleve a cierto lugar, ya que no sabe conducir. Le dice que ha matado a una mujer y a un guardia civil.
 Un cuento sencillo y bien contado; sencillamente un buen cuento, lo que no es poco.
 Sobre Enrique Sáenz González (*), nacido en 1941 en Madrid no he encontrado absolutamente ninguna información en la red. Nada. Solo se de este autor lo que se dice en la presentación, que creó un periódico satírico, "La Bocina" y que tuvo que cerrarla "por ciertos problemas" y que su producción literaria no era muy extensa; lo que es una lástima, porque los dos relatos que aporta a esta antología son dos excelentes cuentos, ágiles, llenos de sucesor a pesar de sus escasas páginas. En el primero, "La noche que fui asesino", un delincuente, accidentado y amnésico, inicia una frenética carrera, en una localidad de la campiña francesa, intentando recordar quién es en realidad, perseguido por la policía, acusado de asesinato, acompañado de un cómplice al que no recuerda, en su mansión de la campiña. Muchas preguntas y poco tiempo para resolverlas.
 El segundo relato, "Atraco perfecto", trata de un grupo internacional de atracadores que pretende dar un golpe en la costa del sol española. No es muy habitual encontrar relatos de atracadores en la narrativa de género española y tanto este como el anterior son muy entretenidos.
 Tomás Salvador, en cambio, si es mejor conocido, Prolífico, cultivador de diversos géneros, desde el policíaco, al aventurero, al histórico, a la ciencia ficción, ganador del Premio Planeta por "El atentado"... Sin embargo yo no lo conocía, hasta encontrármelo aquí. La primera historia, " En las horas grises" va de un policía que cuenta, en primera persona, cómo acude al aviso de un accidente en que están involucrados un joven matrimonio; el esposo está muerto y la joven agoniza. Parece que envenenados por asfixia: gas. Pero el policía desconfía. En las declaraciones de los tios de la chica y de la sirvienta de la pareja, que fueron los primeros en descubrir el drama, el policía encuentra... detalles, discrepancias...
 En un momento dado del relato el policía se dirige nosotros, los lectores de su crónica y nos plantea que, ya que conocemos todos los hechos, al igual que él, ¿porqué no intentamos resolver el misterio nosotros también? Por mi parte yo espero a que lo resuelva, y me sorprenda, el autor, que para eso me he comprado el libro. Y Martín Salvador lo resuelve y me sorprende. Y, en efecto, estaba ahí, delante de nuestras narices y no lo veíamos. Todo funciona como un mecanismo bien engrasado; los personajes son creíbles, la ambientación familiar y cercana; tan sólo chirrían las reflexiones en voz alta del juez instructor, acerca de la vida y el asesinato, del crimen y del castigo, que no le interesan a nadie y aburren a las ovejas. Pero es un detalle pequeño, que no ensombrece el conjunto, brillante.
 El otro cuento, "Una mujer tras la puerta", es muy corto y no tiene ningún interés. Una reflexión muy pegada a la época y muy superada.
 Pedro Sangro Gsell, "Cuestión de familia", abogado, ayudante de dirección cinematográfica, enviado especial de ABC, crítico de cine, colaborador de numerosas publicaciones..., y yo no he leído su cuento.
 Y esto ha sido todo. He pasado muy buenos ratos con esta Antología de las mejores novelas policíacas, vol. 11; he disfrutado con autores que ya conocía (Francisco Cortés Rubio-Frank Mcfair), he descubierto a otros, muy interesantes, a los que voy a seguir la pista (Noel Clarasó, Carlos Clarimón Lafarge. Enrique Jarnés Bergua, Tomás Salvador) y, para colmo he conseguido un bonito volumen que quedará muy bien en la estantería, con su lomo  y cárdeno, y sus letras doradas.
 (*) Gracias al estudioso en novela popular española y erudito en un sin fin de materias Andrés Peláez Paz hemos averiguado que Enrique Sáenz González tenía el seudónimo de Henry Christian, y por tanto tiene más producción publicada. 


jueves, 3 de julio de 2014

El fantasma de Baker street y Rancho Drácula.

 Cuando, rebuscando entre un montón de bolsilibros, en la penumbra de la trastienda del local de compra-venta-cambio-de-cualquier-cosa-de-segunda-mano en los soportales de la plaza de La Corredera de mi Córdoba natal, encontré un ejemplar, en buen estado, firmado por Curtis Garland, en la colección Servicio Secreto, y me salto a la vista una parte de título (Baker street), lo cambié por otro bolsilibro y 20 céntimos de euro, y, al tiempo, se me ocurrió mostrarlo en el grupo de facebook de Bolsilibros, a cuento del comentario a pié de página que Juán Gallardo Muñoz hacía homenajeando a la literatura "pulp" en general y al personaje de Arnaldo Visconti - Pedro Víctor Debrigode Dugui " El Pirata Negro " en particular, no imaginaba el revuelo que se formó.
 Soy un admirador de la obra de Sir Arthur Conan Doyle; su personaje, Sherlock Holmes, me fascinó de adolescente. Bebía, más que leía, sus novelas y cuentos. Discutí amargamente con un querido amigo cuando se atrevió a dudar de mi aseveración de que Sherlock Holmes era el mejor detective de la historia del mundo. (Echando la vista atrás ahora creo que lo que tomé por una expresión de desdén era un gesto que denotaba su preocupación por mi traspaso de la linea que separa la ficción de la realidad; y¿acaso existe tal línea?)
 Pero mi naturaleza inconstante y voluble, con el tiempo, me apartó del personaje y acabaron por parecerme repetitivas y monótonas sus historias. Cambié el enigma británico por el crudo retrato social del género negro norteamericano. Y ahí sigo.
 De hecho recientemente he caido en la cuenta de que hay historias del inmortal detective consultor del 221 b de Baker street que aún no he leído.
 Pero le sigo teniendo respeto y admiración al compañero del paciente doctor Watson, y pertenezco, con gusto, a un grupo de facebook dedicado al personaje, y, de cuando en cuando, leo algún pastiche "Shelockiano" de autores actuales, de la misma manera que, cuando charlas con un amigo común sobre el ausente y recuerdas anécdotas agradables.
 Pero nada más.
 Por eso no me costó demasiado trabajo deshacerme de mi ejemplar de El fantasma de Baker street, de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz) y menos sabiendo que iba a parar a manos de alguien que lo deseaba de veras, y que es un devoto confeso de la creación de Sir Arthur Conan Doyle: Alberto López Aróca, autor de numerosas obras que narran hechos inéditos y desconocidos de la vida de Sherlock Holmes; hechos fabulosos, tremendos y apasionantes, que ofrece a todo aquel que quiera conocerlos en albertolopezaroca.blogspot.com.es y en fabulasext@hotmail.com.


Y precisamente a Alberto López Aróca pertenece el segundo apartado de este articulillo. Veamos:
 Antes de conocer y pertenecer al selecto y erudito (por parte de ellos, que yo me limito a escuchar desde un rincón) grupo de aficionados a la literatura popular española, en formato Bolsilibro veía su nombre en blogs dedicados a estas novelas, y eran notas en las que solicitaba información sobre un determinado bolsilibro del que sólo conocía su título, autoria y portada, por la curiosa, y no tan inhabitual, circunstancia de que esta cubierta cubria el "cuerpo" de otro mutilado bolsilibro, la cubierta en cuestión era la de Rancho Drácula, de Silver Kane (Francisco González Ledesma)


 La historia de su búsqueda y hallazgo, más otras crónicas y narraciones igualmente apasionantes y apasionadas las pueden encontrar en el primoroso cuadernillo "Shelock Holmes en Rancho Drácula, y otros estudios y pastiches extraviados" en la dirección reseñada más arriba.
 Ahora, la joven y animosa Darkland Ediciones se ha atrevido a sacar al mercado ambas obras, y pone al alcance de cualquiera la posibilidad de juzgar por sí mismo si la leyenda que ha rodeado a estas novelas cortas en los mentideros de la novela popular se corresponde con su calidad.



 Esto es el principio, si los lectores atienden a esta propuesta, del camino para recuperar muchos de estos tesoros olvidados de la novela popular española, y no es esta la única propuesta en este sentido. Tanto Lady Valkiryrie como Alberto Santos Editor están publicando la obra, reciente y clásica de Ralph Barby; Dlorean ediciones está recuperando la obra de Lem Ryan; amen de ese material nuevo, de autores contemporáneos y jóvenes que reivindican el formato bolsilibro y el espíritu Pulp, caso de NeoNauta Ediciones, por ejemplo.




 Quedándonos sólo con el material "clásico" hay un fondo inmenso ahí atrás; depende de nosotros que podamos ver ese material reeditado. Lo merece. Por mi parte yo se lo voy a contar a mi vecina y a mi cuñado; hágalo usted tambien, señora.

 (Aprovecho para disculparme con los amigos que no hayan podido contactar conmigo en este blog; he tenido ciertos problemas con esto de internet y Windows. Que sepan que han sido problemas ajenos a mi voluntad e intención)