Fueron 18 los tomos recopilatorios que la Editorial Acervo dedicó a "las mejores novelas policíacas", en las que, en volúmenes con alrededor de 400 páginas, con lujosas cubiertas en cartoné, en ciertas ediciones de las muchas que tuvieron estas selecciones, en las que se recopilaban cuentos y novelas cortas de este género de distintas y variadas procedencias y estilos; desde la novela-enigma al hard-boiled; desde el misterio clásico decimonónico (Poe, Dickens), hasta Ellery Queen o Richard S. Prather. Acervo también dedicó volúmenes de estas características a los géneros de Ciencia Ficción (Antología de novelas de anticipación, 20 tomos), al Oeste, o a autores particulares (Obras Escogidas de William Irish-Cornell Woolrich, Jean Ray, H.P. Lovecraft, Henry James)
El tomo decimoprimero de estas antologías policíacas se dedicó a autores españoles, en exclusiva. La selección de los relatos y autores, y las reseñas y presentaciones de unos y otros corrió a cargo de Antonino González Morales. Entre dichos autores figuraban algunos ya consagrados en la novela general del momento, algunos llegados de otras labores profesionales que encontraban aquí una ventana para mostrar su obra, y bastantes que provenían del profesionalizado mercado de la novela popular (el bolsilibro), que en estas colaboraciones firmaban con su nombre verdadero. Y llama mucho la atención el que, siendo también el antologista uno de esos autores de bolsilibros, se limite a mencionar, en cada caso, que "tienen una gran producción bajo seudónimo", pero no se digna a relacionar cuales son estos seudónimos.
No se si se trataba de una directriz sugerida desde la editorial Acervo para evitar una publicidad gratuita a ediciones de editoriales ajenas (Acervo no se dedicaba a la novela popular de bolsillo), o simplemente todos, editores, antologista, autores, futuros lectores, consideraban que esa literatura popular no tenía cabida, siquiera de refilón, en esta monumental obra de "calidad".
Empezamos por el principio, por Luís Arrizabalaga Español, y, salvo los datos biográficos que nos ofrece el antologista en la presentación, entre los que nos refiere que era autor de algunas novelas largas policiacas bajo seudónimo (y de la que no nos dice cual, lo que será una constante en adelante). No he encontrado referencia alguna sobre él en ninguna parte, tampoco de esas misteriosas novelas. Todavía hay muchos huecos en el inmenso tapiz de información que es internet. No todo está en la Nube.
"Correo para Elena" es la novela corta que nos ofrece el autor en esta selección, y trata de un hombre que, desde la cárcel, donde espera sentencia por el asesinato de su tia escribe cartas a la hija (Elena) del presidente del tribunal que le juzgó, explicándole su caso y los errores y omisiones que él detectó en la instrucción; porque es inocente, por supuesto. Así la historia está construida sobre un soporte epistolar, en primera persona, desde el punto de vista del reo, a posteriori de los hechos que narra, y, aunque en su primera parte resulta muy entretenida gracias a esa manera de contarnos la historia y por desarrollarse la acción en la vista del juicio, y ya se sabe que las historias de juicios son siempre, al menos, interesantes, en su segunda parte, reabiertas las investigaciones por contagiar sus dudas al padre de Elena, el magistrado de su caso, y su conclusión, que da un vuelco a todo lo que teníamos entendido y asimilado desde el comienzo del relato, resultan un tanto banales; novela-enigma al fin y al cabo, de crimen de cuarto cerrado y pito-pito-golgorito-tú-eres-el asesinito que ya era viejo cuando este relato se escribió.
O quizás soy demasiado intransigente con este tipo de relatos y veo defectos donde no los hay y es un cuento estupendo; de cualquier manera lo leí hasta el fin, lo que a estas alturas ya es mucho.
Continua en el índice un cuento de Noel Clarasó, un autor que en su dia fue muy valorado y apreciado; prolífico, autor de muy diversas obras, incluidos ensayos de botánica y jardinería. Hoy en dia apenas si se le recuerda por sus frases ingeniosas, satíricas.
El relato que nos ofrece aquí ("OJo por ojo, vida por vida") no es policíaco, es un relato encuadrable en el género fantástico. Y es un buen cuento. Muy bien narrado y con una conclusión, aunque en absoluto original, coherente y lógica, aunque suene contradictorio tratándose de un relato "irracional", pero cada género tiene sus reglas, su música, y cuando sus acordes son armónicos la melodía, aunque familiar se escucha con agrado. En la relación de obras del autor figura una recopilación de relatos titulada "Miedo". Seguro que cumple lo que anuncia.
En la biografía de Carlos Clarimón que se ofrece en este volumen se dice que el autor nació en Zaragoza, en 1920, que en 1955 recibió el Premio "Juventud" de cuentos y que escribió un ensayo, de tono humorístico, sobre la novela policiaca, varias novelas cortas de género, también novelas largas... Todo muy vago, ni mención de algún título de aquellas; este Antonino sería buena persona, pero como propagandista de la obra de sus colegas dejaba mucho que desear. Afortunadamente hoy en día con internet, y sabiendo que el nombre completo del este autor era Carlos Clarimón Lafarge, se pueden encotrar datos sobre el sin dificultad. En la página web de GEA, Gran Enciclopedia Aragonesa , entre otros apuntes, me encontré con que él también fue autor de bolsilibros con los álias de Charles Clark, Red Lowell y Rob Joyce. No debió ser su producción en este campo muy extensa; sólo he logrado localizar una sola novela en Brugera, en la colección Servicio Secreto, el nº 139, como Red Lowell, aunque allí se dice que publicó en muchas de las editoriales de la época: Rollán, Dólar, Valenciana, Espejo, Gilsa...
El cuento que presenta aquí debió gozar de cierto éxito en la época, pues se conocen varias ediciones de este, y, en verdad, lo merece.
"La trampa"; un cuento corto que se podría encuadrar en esa variante del relato policíaco que podríamos llamar "crímenes domésticos", son crímenes en el seno familiar, que podrían suceder en nuestra ciudad, en la casa de al lado, en la que están involucrados esos vecinos nuestros a los que conocemos de vista y de darnos los buenos días, pero nada más. Y esa es su virtud, que transcurre en un escenario familiar, para los que nos hemos criado en una capital de provincias en los años ´60, ´70.
Es una historia sórdida, de personajes grises y vulgares, y con un personaje que actúa con una frialdad y una indefinición en sus móviles que lo hacen más inquietante, muy bien escrita, bien resuelta, y que me ha despertado una gran curiosidad por conocer el resto de su obra en el género, y sobre todo esa incursión en la novela popular.
El siguiente en el turno es Francisco Cortes Rubio, que como Frank Mcfair fue uno de los más interesantes autores de la época dorada de la novela popular. En la presentación se nos informa de que nació en Madrid, en 1924, y que desde muy joven se dedicó a la literatura; también se nos dice que es aquel momento preparaba un libro con relatos policiacos con su nombre verdadero (muchos de los cuales nos consta que publicó en otros volúmenes de esta colección), y varias obras de teatro, sin estrenar. Suponemos que ni ese volumen de cuentos ni esas obras de teatro habrán visto la luz nunca, y sería interesante conocerlas.
En "Un hombre de carácter", Francisco Cortés Rubio nos ofrece uno de los mejores cuentos de la selección, siguiendo esa modalidad de relato de "crímenes domésticos", en esta ocasión con un tono cargado de ironía, de una crueldad juguetona. El autor se burla de la clásica enemistad entre suegras y yernos y del papel dominante del "cabeza de familia". Un divertimento que confirma el talento narrativo de Francisco Cortés-Frank Mcfair.
Francisco Faura Peñasco, mejor conocido en el mundo de la novela popular como: Bob Crane, Dick Chass, Dick Ford, F. Faure, Francis Faura, Frank Mature, Jim Bravo, Larry King, Lem Mallory, Rod Fawer y Vander Kane.
No es este autor, como Vander Kane, uno de mis escritores favoritos de bolsilibros. En "En el cielo no había ángeles" nos cuenta una historia de aviadores militares, en la que la envidia y los celos construyen un armazón de barniz irónico, aunque más suave que el de su compañero Francisco Cortés en su relato, y resulta sólido; entretenido. Al margen de la calidad de determinados autores de novela popular, lo que no se puede negar es que todos tenían Oficio, y eso es lo que trasluce este relato: profesionalidad.
Nació en Valdepeñas, Ciudad Real, el 1 de diciembre de 1932. En aquel entonces (1967, en su primera edición) era también técnico de publicidad de una conocida empresa nacional.
"Señor Juez...", Darío Fernández Flórez. Poco puedo decir de este cuento; no lo leí. No se si es bueno, malo o regular, solo se que no me interesó. Si en los dos o tres primeras páginas un cuento no me atrapa, no me engancha, no insisto.
Así que me enfrenté a la aportación de Antonino González Morales (Anthony G. Murphy en el mundo de la novela popular) a esta antología. Su antología. "Un cadáver bajo el agua" Bueno, pues me ha parecido uno de los relatos más flojos de los seleccionados. Tiene un par de incongruencias argumentales que me sacan de la historia. Situaciones y personajes son demasiado tópicos; sus reacciones son las que se esperan en unas criaturas creadas a partir de la amalgama del imaginario popular, como marionetas. O quizás es que, a estas alturas, mi atención se despega con demasiada facilidad de un texto al mínimo bache. Es posible.
Pero no me ha gustado.
Enrique Jarnés Bergua es un autor del que apenas conozco su obra dentro de la novela popular; tan sólo tuve un acercamiento, abortado, a una novela suya firmada como Enrique Jarber, "La cárcel luminosa", tomo1, nº 135 de Biblioteca de Chicas, de Ediciones Cid. La abandoné a las pocas páginas cuando pensé que en realidad había sido escrita por un representante de la Conferencia Episcopal Española, y tras leer en la presentación que también fue Teniente Coronel de ejército...en fin, que no me apetecía mucho leer nada suyo, la verdad.
Pero...
Pero ahora busco con deseo lujurioso hacerme con alguna novela suya firmada como Eirik Jarber. Sin duda los dos relatos que aporta a este volumen ("Un hombre llamado Nadie" y "La hora que no es") son de lo mejor de este. Si no lo mejor. Unos muy interesantes relatos, bien escritos, bien planteados, bien resueltos. En "Un hombre llamado Nadie" nos plantea una historia de intriga y suspense en la que tres acomodados, y repulsivos, individuos son amenazados y chantajeados por alguien de su pasado que no pueden identificar, que acaba por irlos "eliminando" uno tras otro. La segunda historia "La hora que no es" no es menos angustiosa, un portero de un edificio de viviendas reúne, con engaños, a los vecinos del inmueble en el sótano, alterado por él; les encierra y les anuncia que los va a matar a todos, cuando al cabo de una hora las agujas de un reloj hagan contacto con una bomba preparada bajo sus pies... El autor mantiene el interés y la tensión en todo momento y resuelve la situación con brillantez. Por ponerle un pero, se echa de más una cierta pretensión de representar con los personajes encerrados en el sótano un "Gran teatro del mundo", una representación comprimida de la sociedad del momento. Sobra, pero no molesta.
Fue autor de los guiones radiofónicos en la SER de Diego Valor, así como del tebeo, con dibujos de Alfonso Buylla, "Bayo" y "Jano".
"Sólo un cuchillo", Joaquín Ruíz Catarineu (Alan Carson, George Maxwell, Jack Logan, Javier Catá, Peter Logan), bilbaíno, nacido en 1920. Una madre viaja, en una noche lluviosa, a un pueblo dónde le espera su esposo, en una montera, y que la ha llamado para que le lleve algunas escopetas. El hijo de la pareja va con ella, dormido en los asientos traseros. La mujer recoge a un autoestopista que permanece bajo la lluvia. El hombre la amenaza con un cuchillo para que le lleve a cierto lugar, ya que no sabe conducir. Le dice que ha matado a una mujer y a un guardia civil.
Un cuento sencillo y bien contado; sencillamente un buen cuento, lo que no es poco.
Sobre Enrique Sáenz González (*), nacido en 1941 en Madrid no he encontrado absolutamente ninguna información en la red. Nada. Solo se de este autor lo que se dice en la presentación, que creó un periódico satírico, "La Bocina" y que tuvo que cerrarla "por ciertos problemas" y que su producción literaria no era muy extensa; lo que es una lástima, porque los dos relatos que aporta a esta antología son dos excelentes cuentos, ágiles, llenos de sucesor a pesar de sus escasas páginas. En el primero, "La noche que fui asesino", un delincuente, accidentado y amnésico, inicia una frenética carrera, en una localidad de la campiña francesa, intentando recordar quién es en realidad, perseguido por la policía, acusado de asesinato, acompañado de un cómplice al que no recuerda, en su mansión de la campiña. Muchas preguntas y poco tiempo para resolverlas.
El segundo relato, "Atraco perfecto", trata de un grupo internacional de atracadores que pretende dar un golpe en la costa del sol española. No es muy habitual encontrar relatos de atracadores en la narrativa de género española y tanto este como el anterior son muy entretenidos.
Tomás Salvador, en cambio, si es mejor conocido, Prolífico, cultivador de diversos géneros, desde el policíaco, al aventurero, al histórico, a la ciencia ficción, ganador del Premio Planeta por "El atentado"... Sin embargo yo no lo conocía, hasta encontrármelo aquí. La primera historia, " En las horas grises" va de un policía que cuenta, en primera persona, cómo acude al aviso de un accidente en que están involucrados un joven matrimonio; el esposo está muerto y la joven agoniza. Parece que envenenados por asfixia: gas. Pero el policía desconfía. En las declaraciones de los tios de la chica y de la sirvienta de la pareja, que fueron los primeros en descubrir el drama, el policía encuentra... detalles, discrepancias...
En un momento dado del relato el policía se dirige nosotros, los lectores de su crónica y nos plantea que, ya que conocemos todos los hechos, al igual que él, ¿porqué no intentamos resolver el misterio nosotros también? Por mi parte yo espero a que lo resuelva, y me sorprenda, el autor, que para eso me he comprado el libro. Y Martín Salvador lo resuelve y me sorprende. Y, en efecto, estaba ahí, delante de nuestras narices y no lo veíamos. Todo funciona como un mecanismo bien engrasado; los personajes son creíbles, la ambientación familiar y cercana; tan sólo chirrían las reflexiones en voz alta del juez instructor, acerca de la vida y el asesinato, del crimen y del castigo, que no le interesan a nadie y aburren a las ovejas. Pero es un detalle pequeño, que no ensombrece el conjunto, brillante.
El otro cuento, "Una mujer tras la puerta", es muy corto y no tiene ningún interés. Una reflexión muy pegada a la época y muy superada.
Pedro Sangro Gsell, "Cuestión de familia", abogado, ayudante de dirección cinematográfica, enviado especial de ABC, crítico de cine, colaborador de numerosas publicaciones..., y yo no he leído su cuento.
Y esto ha sido todo. He pasado muy buenos ratos con esta Antología de las mejores novelas policíacas, vol. 11; he disfrutado con autores que ya conocía (Francisco Cortés Rubio-Frank Mcfair), he descubierto a otros, muy interesantes, a los que voy a seguir la pista (Noel Clarasó, Carlos Clarimón Lafarge. Enrique Jarnés Bergua, Tomás Salvador) y, para colmo he conseguido un bonito volumen que quedará muy bien en la estantería, con su lomo y cárdeno, y sus letras doradas.
(*) Gracias al estudioso en novela popular española y erudito en un sin fin de materias Andrés Peláez Paz hemos averiguado que Enrique Sáenz González tenía el seudónimo de Henry Christian, y por tanto tiene más producción publicada.
No se si se trataba de una directriz sugerida desde la editorial Acervo para evitar una publicidad gratuita a ediciones de editoriales ajenas (Acervo no se dedicaba a la novela popular de bolsillo), o simplemente todos, editores, antologista, autores, futuros lectores, consideraban que esa literatura popular no tenía cabida, siquiera de refilón, en esta monumental obra de "calidad".
Empezamos por el principio, por Luís Arrizabalaga Español, y, salvo los datos biográficos que nos ofrece el antologista en la presentación, entre los que nos refiere que era autor de algunas novelas largas policiacas bajo seudónimo (y de la que no nos dice cual, lo que será una constante en adelante). No he encontrado referencia alguna sobre él en ninguna parte, tampoco de esas misteriosas novelas. Todavía hay muchos huecos en el inmenso tapiz de información que es internet. No todo está en la Nube.
"Correo para Elena" es la novela corta que nos ofrece el autor en esta selección, y trata de un hombre que, desde la cárcel, donde espera sentencia por el asesinato de su tia escribe cartas a la hija (Elena) del presidente del tribunal que le juzgó, explicándole su caso y los errores y omisiones que él detectó en la instrucción; porque es inocente, por supuesto. Así la historia está construida sobre un soporte epistolar, en primera persona, desde el punto de vista del reo, a posteriori de los hechos que narra, y, aunque en su primera parte resulta muy entretenida gracias a esa manera de contarnos la historia y por desarrollarse la acción en la vista del juicio, y ya se sabe que las historias de juicios son siempre, al menos, interesantes, en su segunda parte, reabiertas las investigaciones por contagiar sus dudas al padre de Elena, el magistrado de su caso, y su conclusión, que da un vuelco a todo lo que teníamos entendido y asimilado desde el comienzo del relato, resultan un tanto banales; novela-enigma al fin y al cabo, de crimen de cuarto cerrado y pito-pito-golgorito-tú-eres-el asesinito que ya era viejo cuando este relato se escribió.
O quizás soy demasiado intransigente con este tipo de relatos y veo defectos donde no los hay y es un cuento estupendo; de cualquier manera lo leí hasta el fin, lo que a estas alturas ya es mucho.
Continua en el índice un cuento de Noel Clarasó, un autor que en su dia fue muy valorado y apreciado; prolífico, autor de muy diversas obras, incluidos ensayos de botánica y jardinería. Hoy en dia apenas si se le recuerda por sus frases ingeniosas, satíricas.
El relato que nos ofrece aquí ("OJo por ojo, vida por vida") no es policíaco, es un relato encuadrable en el género fantástico. Y es un buen cuento. Muy bien narrado y con una conclusión, aunque en absoluto original, coherente y lógica, aunque suene contradictorio tratándose de un relato "irracional", pero cada género tiene sus reglas, su música, y cuando sus acordes son armónicos la melodía, aunque familiar se escucha con agrado. En la relación de obras del autor figura una recopilación de relatos titulada "Miedo". Seguro que cumple lo que anuncia.
En la biografía de Carlos Clarimón que se ofrece en este volumen se dice que el autor nació en Zaragoza, en 1920, que en 1955 recibió el Premio "Juventud" de cuentos y que escribió un ensayo, de tono humorístico, sobre la novela policiaca, varias novelas cortas de género, también novelas largas... Todo muy vago, ni mención de algún título de aquellas; este Antonino sería buena persona, pero como propagandista de la obra de sus colegas dejaba mucho que desear. Afortunadamente hoy en día con internet, y sabiendo que el nombre completo del este autor era Carlos Clarimón Lafarge, se pueden encotrar datos sobre el sin dificultad. En la página web de GEA, Gran Enciclopedia Aragonesa , entre otros apuntes, me encontré con que él también fue autor de bolsilibros con los álias de Charles Clark, Red Lowell y Rob Joyce. No debió ser su producción en este campo muy extensa; sólo he logrado localizar una sola novela en Brugera, en la colección Servicio Secreto, el nº 139, como Red Lowell, aunque allí se dice que publicó en muchas de las editoriales de la época: Rollán, Dólar, Valenciana, Espejo, Gilsa...
El cuento que presenta aquí debió gozar de cierto éxito en la época, pues se conocen varias ediciones de este, y, en verdad, lo merece.
"La trampa"; un cuento corto que se podría encuadrar en esa variante del relato policíaco que podríamos llamar "crímenes domésticos", son crímenes en el seno familiar, que podrían suceder en nuestra ciudad, en la casa de al lado, en la que están involucrados esos vecinos nuestros a los que conocemos de vista y de darnos los buenos días, pero nada más. Y esa es su virtud, que transcurre en un escenario familiar, para los que nos hemos criado en una capital de provincias en los años ´60, ´70.
Es una historia sórdida, de personajes grises y vulgares, y con un personaje que actúa con una frialdad y una indefinición en sus móviles que lo hacen más inquietante, muy bien escrita, bien resuelta, y que me ha despertado una gran curiosidad por conocer el resto de su obra en el género, y sobre todo esa incursión en la novela popular.
El siguiente en el turno es Francisco Cortes Rubio, que como Frank Mcfair fue uno de los más interesantes autores de la época dorada de la novela popular. En la presentación se nos informa de que nació en Madrid, en 1924, y que desde muy joven se dedicó a la literatura; también se nos dice que es aquel momento preparaba un libro con relatos policiacos con su nombre verdadero (muchos de los cuales nos consta que publicó en otros volúmenes de esta colección), y varias obras de teatro, sin estrenar. Suponemos que ni ese volumen de cuentos ni esas obras de teatro habrán visto la luz nunca, y sería interesante conocerlas.
En "Un hombre de carácter", Francisco Cortés Rubio nos ofrece uno de los mejores cuentos de la selección, siguiendo esa modalidad de relato de "crímenes domésticos", en esta ocasión con un tono cargado de ironía, de una crueldad juguetona. El autor se burla de la clásica enemistad entre suegras y yernos y del papel dominante del "cabeza de familia". Un divertimento que confirma el talento narrativo de Francisco Cortés-Frank Mcfair.
Francisco Faura Peñasco, mejor conocido en el mundo de la novela popular como: Bob Crane, Dick Chass, Dick Ford, F. Faure, Francis Faura, Frank Mature, Jim Bravo, Larry King, Lem Mallory, Rod Fawer y Vander Kane.
No es este autor, como Vander Kane, uno de mis escritores favoritos de bolsilibros. En "En el cielo no había ángeles" nos cuenta una historia de aviadores militares, en la que la envidia y los celos construyen un armazón de barniz irónico, aunque más suave que el de su compañero Francisco Cortés en su relato, y resulta sólido; entretenido. Al margen de la calidad de determinados autores de novela popular, lo que no se puede negar es que todos tenían Oficio, y eso es lo que trasluce este relato: profesionalidad.
Nació en Valdepeñas, Ciudad Real, el 1 de diciembre de 1932. En aquel entonces (1967, en su primera edición) era también técnico de publicidad de una conocida empresa nacional.
"Señor Juez...", Darío Fernández Flórez. Poco puedo decir de este cuento; no lo leí. No se si es bueno, malo o regular, solo se que no me interesó. Si en los dos o tres primeras páginas un cuento no me atrapa, no me engancha, no insisto.
Así que me enfrenté a la aportación de Antonino González Morales (Anthony G. Murphy en el mundo de la novela popular) a esta antología. Su antología. "Un cadáver bajo el agua" Bueno, pues me ha parecido uno de los relatos más flojos de los seleccionados. Tiene un par de incongruencias argumentales que me sacan de la historia. Situaciones y personajes son demasiado tópicos; sus reacciones son las que se esperan en unas criaturas creadas a partir de la amalgama del imaginario popular, como marionetas. O quizás es que, a estas alturas, mi atención se despega con demasiada facilidad de un texto al mínimo bache. Es posible.
Pero no me ha gustado.
Enrique Jarnés Bergua es un autor del que apenas conozco su obra dentro de la novela popular; tan sólo tuve un acercamiento, abortado, a una novela suya firmada como Enrique Jarber, "La cárcel luminosa", tomo1, nº 135 de Biblioteca de Chicas, de Ediciones Cid. La abandoné a las pocas páginas cuando pensé que en realidad había sido escrita por un representante de la Conferencia Episcopal Española, y tras leer en la presentación que también fue Teniente Coronel de ejército...en fin, que no me apetecía mucho leer nada suyo, la verdad.
Pero...
Pero ahora busco con deseo lujurioso hacerme con alguna novela suya firmada como Eirik Jarber. Sin duda los dos relatos que aporta a este volumen ("Un hombre llamado Nadie" y "La hora que no es") son de lo mejor de este. Si no lo mejor. Unos muy interesantes relatos, bien escritos, bien planteados, bien resueltos. En "Un hombre llamado Nadie" nos plantea una historia de intriga y suspense en la que tres acomodados, y repulsivos, individuos son amenazados y chantajeados por alguien de su pasado que no pueden identificar, que acaba por irlos "eliminando" uno tras otro. La segunda historia "La hora que no es" no es menos angustiosa, un portero de un edificio de viviendas reúne, con engaños, a los vecinos del inmueble en el sótano, alterado por él; les encierra y les anuncia que los va a matar a todos, cuando al cabo de una hora las agujas de un reloj hagan contacto con una bomba preparada bajo sus pies... El autor mantiene el interés y la tensión en todo momento y resuelve la situación con brillantez. Por ponerle un pero, se echa de más una cierta pretensión de representar con los personajes encerrados en el sótano un "Gran teatro del mundo", una representación comprimida de la sociedad del momento. Sobra, pero no molesta.
Fue autor de los guiones radiofónicos en la SER de Diego Valor, así como del tebeo, con dibujos de Alfonso Buylla, "Bayo" y "Jano".
"Sólo un cuchillo", Joaquín Ruíz Catarineu (Alan Carson, George Maxwell, Jack Logan, Javier Catá, Peter Logan), bilbaíno, nacido en 1920. Una madre viaja, en una noche lluviosa, a un pueblo dónde le espera su esposo, en una montera, y que la ha llamado para que le lleve algunas escopetas. El hijo de la pareja va con ella, dormido en los asientos traseros. La mujer recoge a un autoestopista que permanece bajo la lluvia. El hombre la amenaza con un cuchillo para que le lleve a cierto lugar, ya que no sabe conducir. Le dice que ha matado a una mujer y a un guardia civil.
Un cuento sencillo y bien contado; sencillamente un buen cuento, lo que no es poco.
Sobre Enrique Sáenz González (*), nacido en 1941 en Madrid no he encontrado absolutamente ninguna información en la red. Nada. Solo se de este autor lo que se dice en la presentación, que creó un periódico satírico, "La Bocina" y que tuvo que cerrarla "por ciertos problemas" y que su producción literaria no era muy extensa; lo que es una lástima, porque los dos relatos que aporta a esta antología son dos excelentes cuentos, ágiles, llenos de sucesor a pesar de sus escasas páginas. En el primero, "La noche que fui asesino", un delincuente, accidentado y amnésico, inicia una frenética carrera, en una localidad de la campiña francesa, intentando recordar quién es en realidad, perseguido por la policía, acusado de asesinato, acompañado de un cómplice al que no recuerda, en su mansión de la campiña. Muchas preguntas y poco tiempo para resolverlas.
El segundo relato, "Atraco perfecto", trata de un grupo internacional de atracadores que pretende dar un golpe en la costa del sol española. No es muy habitual encontrar relatos de atracadores en la narrativa de género española y tanto este como el anterior son muy entretenidos.
Tomás Salvador, en cambio, si es mejor conocido, Prolífico, cultivador de diversos géneros, desde el policíaco, al aventurero, al histórico, a la ciencia ficción, ganador del Premio Planeta por "El atentado"... Sin embargo yo no lo conocía, hasta encontrármelo aquí. La primera historia, " En las horas grises" va de un policía que cuenta, en primera persona, cómo acude al aviso de un accidente en que están involucrados un joven matrimonio; el esposo está muerto y la joven agoniza. Parece que envenenados por asfixia: gas. Pero el policía desconfía. En las declaraciones de los tios de la chica y de la sirvienta de la pareja, que fueron los primeros en descubrir el drama, el policía encuentra... detalles, discrepancias...
En un momento dado del relato el policía se dirige nosotros, los lectores de su crónica y nos plantea que, ya que conocemos todos los hechos, al igual que él, ¿porqué no intentamos resolver el misterio nosotros también? Por mi parte yo espero a que lo resuelva, y me sorprenda, el autor, que para eso me he comprado el libro. Y Martín Salvador lo resuelve y me sorprende. Y, en efecto, estaba ahí, delante de nuestras narices y no lo veíamos. Todo funciona como un mecanismo bien engrasado; los personajes son creíbles, la ambientación familiar y cercana; tan sólo chirrían las reflexiones en voz alta del juez instructor, acerca de la vida y el asesinato, del crimen y del castigo, que no le interesan a nadie y aburren a las ovejas. Pero es un detalle pequeño, que no ensombrece el conjunto, brillante.
El otro cuento, "Una mujer tras la puerta", es muy corto y no tiene ningún interés. Una reflexión muy pegada a la época y muy superada.
Pedro Sangro Gsell, "Cuestión de familia", abogado, ayudante de dirección cinematográfica, enviado especial de ABC, crítico de cine, colaborador de numerosas publicaciones..., y yo no he leído su cuento.
Y esto ha sido todo. He pasado muy buenos ratos con esta Antología de las mejores novelas policíacas, vol. 11; he disfrutado con autores que ya conocía (Francisco Cortés Rubio-Frank Mcfair), he descubierto a otros, muy interesantes, a los que voy a seguir la pista (Noel Clarasó, Carlos Clarimón Lafarge. Enrique Jarnés Bergua, Tomás Salvador) y, para colmo he conseguido un bonito volumen que quedará muy bien en la estantería, con su lomo y cárdeno, y sus letras doradas.
(*) Gracias al estudioso en novela popular española y erudito en un sin fin de materias Andrés Peláez Paz hemos averiguado que Enrique Sáenz González tenía el seudónimo de Henry Christian, y por tanto tiene más producción publicada.
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