jueves, 3 de diciembre de 2015

Los diamantes de Kwan. Mark Halloran.


                                   
          Los diamantes de Kwan. Mark Halloran, nº 4 de Congo, 1953. Portada de Bosch Penalva

 La segunda novela de esta colección que tengo la oportunidad de leer, esta vez en su soporte original en papel, negro sobre papel amarillento y cubiertas ajadas por el tiempo, gracias a José Vicente Serrano y la fórmula del "intercambio cultural". La primera fue la de Rogers Kirby reseñada en una entrada anterior, y siendo como es Mark Halloran - Jorge Gubern Ribalta un autor mucho más interesante que aquel, el contexto y el andamiaje de esta colección son los mismos, es decir, un continente que nunca existió, ese África construido sobre los cimientos de las novelas, cómics y películas de Tarzan, y de todos sus derivados en la cultura popular y de las noticias que se podían tener en el mundo civilizado de aquél escenario lejano y casi mítico, en el que los novelistas desplegaban tribus y ecosistemas a conveniencia, y los protagonistas eran grandes cazadores u oficiales coloniales blancos, investidos del poder, nobleza y justas dosis de salvajismo, héroes de una pieza como la peligrosa tierra que habitan obliga, y los millonarios iban allí exclusivamente a exterminar cuantas especies animales se les pusieran a tiro (que se lo digan al dentista americano al que le han llovido collejas desde todas partes del mundo por fardar de matar a un león emblemático), el autor nos ofrece una narración correcta y entretenida.
 La historia es sencilla; un "safari" compuesto por un ocioso millonario, su joven hija y el secretario-hombre para todo del patrón, guiados por un viejo massai taimado que, en el fondo, solo pretende llegar a territorio de Kwan, donde se ha enterado que se han encontrado diamantes. Este encandila al por otra parte, miserable secretario y ambos se confabulan para traicionar al "safari", derivando su ruta hacia aquél peligroso lugar. Rex Champion, el secretario, obtendrá diamantes y novia, la hija del millonario y Kwa, el guía massai necesita la protección del grupo y de los blancos para apoderarse de la mina de diamantes. Pero Mr. Markam, el millonario, les sobra y le abandonan a su suerte en mitad de la jungla.
 Mientras tanto, el capitán Percy Roberts, responsable de aquellas tierras, en Mombasa, se entera de que alguien, Kwa, ha matado a un mensajero proveniente de Kwan, que , presuntamente, le traía noticias de los diamantes de aquel territorio. Sin perder más tiempo, solo, armado con un fusil y pertrechado con su conocimiento del país y su poderosa naturaleza física y anímica, se encamina al encuentro del "safari" que sabe guía el viejo y taimado massai. Pero la selva es imprevisible y herido por el ataque de una pantera su marcha se frustra.
 Y Alicia Markham, secuestrada y acosada por el desquiciado Champion, defendida por el (taimado) guía, en su interés por contar con la chica blanca una vez lleguen a la costa de Kwan, para no queda muy claro qué, salvo que en este tipo de novelas y en aquel tiempo (1953) no era posible que la protagonista fuera violentada brutalmente y a lo más que llega del raptor es a ofenderla amenazando con casarse con ella cuando lleguen a algún lugar civilizado.
 ¿Conseguirá su propósito? ¿La bella y noble Alicia logrará escapar a su cautiverio? ¿Conseguirá Kwa apropiarse de los diamantes y quedarse con el mapa que indica el emplazamiento de las minas? ¿Mr. Marham logrará salvarse de su extravío por las selvas umbrías? ¿El capitán Roberts llegará a tiempo para domeñar la locura de los ambiciosos y las partidas de tribus que se dirigen al mismo sitio para rapiñar en las aldeas de la tranquila y pacífica Kwan?
 En cientoveintipocas páginas Jorge Gubern nos lo cuenta, con la pulcritud y sobriedad de aquellos autores de los primeros años del bolsilibro, con el sentido de la épica y el romance (también las mujeres eran lectoras de estas novelas de aventuras, como parece ser, porque el protagonismo de las mujeres protagonistas, valga la redundancia, estaba más presente en aquellos años, y no eran una mera excusa argumental como lo fue después) que tenía el autor.
 No hace mucho leí otra novela de este escritor "Un cuchillo espera", más aventurera que policiaca a pesar de ser publicada en Servicio Secreto; una trama ambientada en algún país de las Indias Occidentales, algo previsible y esquemática pero que me sugería que el novelista se encontraba más a gusto en la pura aventura que en el policíaco, aunque también en este género tiene obras muy interesantes. Y aún no he tenido la oportunidad de leerle en el Oeste, el género bolsilibresco por antonomasia, en cuyas hechuras se manejaban estos pioneros del género cómodamente. Cuentan que era uno se sus mejores cultivadores.




sábado, 20 de junio de 2015

"Baby" Espia mortal.


 

 Cuando, desde la editorial Monterrey, de Brasil, propiedad de un andaluz emigrado, Juan Andrés Fernández Salmerón, se llamó a Antonio Vera Ramírez (Lou Carrigan para el mundo bolsilibresco) la colección de Brigitte "Baby" Monfort, agente "ZZ7" ya hacía un tiempo que se publicaba, bajo la autoria de diversos autores brasileños.
 Desde que en 1962 se estrenó en cines la película de la serie de James Bond, 007, Contra el doctor No, el mundo del entretenimiento popular occidental dio un paso monstruoso; un terremoto sacudió las bases de los medios de comunicación audiovisuales (no hay espacio físico aquí para reseñar, siquiera apuntar, la cantidad de productos de televisión, series, películas de toda clasificación, B,Z o X, habidas y por haber, comics impregnados, influidos o directamente copiados y remedados que surgieron bajo las hechuras del "agente secreto de Su Majestad británico) Por supuesto, también la literatura popular se subió a este tren; de hecho supuso una revitalización de muchas de estas colecciones de quiosco. nacieron muchas series nuevas bajo la etiqueta de "Agentes secretos", con denominaciones extravagantes y características similares a las de James Bond. En esa expansión o adición al canon del personaje nacieron, así mismo, contrapartidas del otro sexo: las mujeres. Desde el cómic de prensa llegó Modesty Blaise, con guión de Peter O´Donnell y dibujo de Jim Holdaway, e inmediatamente vertida al cine con una curiosa cinta de Josehp Losey, con Monica Vitti y Terence Stamp, en televisión vió la luz The Girl of U.N.C.L.E. (La chica de C.I.P.O.L. en Hispanoamérica, derivada a su vez de El hombre de C.I.P.O.L.); en el campo que nos ocupa, y centrándonos en el mundo hispano, habría que mencionar a Aloha galante, "Gun-Kiss", una aventurera creación de Alexis Barclay, Antonio Viader Vives.



 
Estefanie Powers, The Girl of U.N.C.L.E.
 
 Ninguna de ellas alcanzó, ni de lejos, la relevancia de su colega masculino. Sus recorridos fueron breves e interrumpidos en el tiempo, excepto en su plasmación ilustrada, en el caso de Modesty Blaise.
 ¿A qué se debió el éxito de Brigitte Monfort, alias "Baby"? ¿Qué hizo que se alcanzasen las algo más de 500 novelas publicadas del personaje, que hubiese una derivada con las aventuras de la madre de la heroína en los días de la II Guerra mundial, al margen del sobrado talento narrativo del autor que la hizo suya, Antonio vera Ramírez? Quizá sea esa necesaria implicación personal que empuja a esta joven bella, ingeniosa y letal agente secreto de la C.I.A., sin necesidad de ningún "acompañante" masculino, a diferencia de las mencionadas más arriba, que la lleva a salvar o vengar a sus compañeros espias, a los que ella llama "Simones". "Simones", porque así se llamaba un compañero de la C.I.A., Simon, que murió por un error suyo. El juramento que se hizo a sí misma de velar por sus "Simones", o la constatación de que sin su intervención las consecuencias para sus congéneres pueden ser catastróficas, es lo que le lleva a lanzarse de cabeza a la aventura. En resumen, es la emoción, la empatía, la que mueve sus historias; es la simpatía, la carnalidad, la sensualidad, a veces de una ingenuidad propia de los tiempos, lo que conecta con un público que la convirtió en uno de los personajes más populares de la narrativa popular latinoamericana.
 A diferencia de la frialdad sajona, o el temor masculino a una hembra más fuerte que él, la calidez latina de "Baby" Monfort, la certeza de que "el orden mundial" es un juego en el que ella nos invita a participar, sonriente e ingenua, pero con un ánimo de acero, inquebrantable y letal, nos llevaría a participar a su lado, como un "Simon" más, porque ella nos protegerá  y nos incendiará las entrañas.*


 Ahora la editorial Delorean se propone publicar esta serie mítica, y comienza con "Baby, agente mortal", un primer número que cuenta con la supervisión y anotaciones del mismo  Lou Carrigan-Antonio Vera Ramírez. Una gran noticia para los amantes de la novela popular de aventuras.

*( Artículo aparecido en Debats 127, Edicions Alfons El Magnánim, Diputación de Valencia)


domingo, 7 de junio de 2015

"Si no supieras que es..."

  Todos tenemos algún amigo o familiar que se inicia en el mundo de la lectura de novelas. Gente joven que, como todos nosotros antes, hace mucho tiempo, se ven un tanto perdidos en este inmenso océano de la literatura; vagamente tienen preferencias de géneros, por la películas o las series de televisión, y llegan lastrados y dañados por los tostonazos que les obligaron a leer en la escuela (cosas que ni siquiera han leído porque ahora pueden encontrar resúmenes, críticas y comentarios en internet y, al menos un notable cae, fijo), y en sus respectivas familias ninguno de sus progenitores son lectores.
 Como tú tienes gafas y en tu cuarto tienes estanterías repletas de libros y no paras de hablar de aquello tan maravilloso que has leído (para escucharte a ti mismo, por que nadie más lo ha leído) te piden consejo, guía, iluminación, y tú, ansioso por inocular el veneno que te perdió para siempre, emponzoñas a tu "pupilo/a" con lo que crees que le pueda gustar. Te sitúas a su nivel, le preguntas gustos y manías; si tienes memoria recuerdas como eras y pensabas tú a su edad (y se te cae el alma a los pies pues ese ser patético y desnortado inició su camino de perdición justo entonces) y rememoras la emoción de la primera vez que leíste un libro de -póngase aquí el nombre del autor que corresponda en cada caso-.
  Pero también tienes amigos/as que ya no son jovenzuelos imberbes; que ya son talluditos/as y tienen una mente ordenada, como corresponde a seres adultos, y compartimentada. Aquí tienes que esforzarte por hallar un hueco libre en el que situar una cuña fuerte, sólida, que se puede ir ampliando si consigues dar con elementos precisos, porque esta gente ya no tiene la " moldeabilidad" de los jóvenes y si algo no les place lo rechazan y puede que ya "no tengan tiempo" para leer. Como buen creyente eres evangelizador y quieres que el cielo de los Lectores esté repleto, y, entre cosas que les suenan de la televisión y las listas de best sellers de los suplementos dominicales y esos tesoros que guardas en tu biblioteca y que no encontrarán en ninguna librería ni biblioteca pública, les cuelas cosas que tienes digitalizadas e impresas en una copistería, algo perteneciente al género negro, de un autor americano; novelas cortas...
 Sólo después, cuando la han leído y les ha encantado, les dices que esto que han leído y encantado jamás lo hubiesen hecho presentado en su formato original: el bolsilibro. Y les dices que el nombre del autor es un seudónimo.
 Y ya no retiran la mano y ponen caras raras cuando les ofrezco otro bolsilibro. Por que se fian de mi criterio, soy el mismo que les pasó a Chandler o Steinbeck, o Doyle o Capote.
 En esas estamos: engañando, no diciendo toda la verdad en principio, porque una vez que lo prueban les gusta. Y si les gusta quieren más.
 Esta es la razón de que, a pesar de todos los pesares, siga pensando que publicar este material hoy en dia tiene sentido. Nada ha cambiado desde el anterior comentario en este blog; los intentos, hasta ahora, no han sido muy exitosos, seamos sinceros. Pero si yo fuese editor o algún editor me encargase dirigir una colección de novela popular española, intentaría...
 Una especie de continuación o anexo a las recopilaciones y presentaciones de novelas y autores que hizo la editorial Akal, con los cuatro volúmenes de "¡Bang, Bang, Estás Muerto!" en la Serie Negra de Básica de Bolsillo, o una de aquellas recopilaciones tan frecuentes en los años ´70 y ´80 del siglo pasado en el campo de la ciencia ficción y fantasía y que venían de las ediciones americanas de "The Best of...", y continuaba el nombre de la revista de la que procedían las narraciones, seleccionadas por algún autor famoso.
 Una recopilación de "Lo mejor de... la novela popular policiaca española", atendiendo exclusivamente al baremo de la calidad; y digo yo que a lo largo de cuarenta años y un fondo literario que se puede contar por decenas de miles de ejemplares al menos cuatro novelas alcanzarán el nivel de lo estimable. Cuatro y cuarenta, digo yo.
 Y como esto es un sueño y sobre mis sueños mando yo he seleccionado cuatro novelas que en verdad son "Lo mejor de..."
 Estas son:
 Turismo Sangriento, nº 330 de Servicio Secreto, Diciembre de 1956, Peter Debry (Pedro Víctor Debrigode) El autor venia de una larga y exitosa labor en la novela por entregas con personaje fijo con el seudónimo de Arnaldo Visconti (El Pirata Negro, El Galante Aventurero...) y para las colecciones de bolsilibros, entre otros, usó el seudónimo de Peter Debry, y con este sobrenombre escribió algunas de las mejores historias de género negro de la novela popular; en las décadas de los ´50 y ´60 su músculo narrativo estaba en pleno vigor, sus argumentos bebían de la escuela americana de género, sus tramas no tenían tiempos muertos ni de "relleno" y se resolvían y concluían con precisión. En verdad es Lo Mejor de este formato y está entre lo mejor de su producción.


 Cubil de Hienas, colección "Gangsters!" de Editorial Rollán, 1962, Peter Danger - Pedro Domingo Muntiñó, más conocido en el mundo de la ciencia ficción española como Domingo Santos. En sus comienzos en la novela popular también firmó con el sobrenombre, además de Peter Danger, como Peter Dean. Domingo Santos es un nombre fundamental en la historia de la ciencia ficción en este país; autor, con una obra publicada y valorada en el extranjero, traductor, articulista, editor (junto con Sebastián Martínez  y Luís Vigil fueron responsables de la mítica revista Nueva Dimensión); actualmente un premio de novela de género lleva su nombre, pero lo que no se conoce tanto es que también fue autor de novela policiaca en sus comienzos, y autor de, al menos, una novela extraordinaria. Una novela dura, con uno de los personajes femeninos más inquietantes de la novela popular de cualquier latitud. Una narración encuadrada en la "crook story", esa variante de la novela policiaca que se cuenta desde el punto de vista del los criminales y que frecuentaron William Riley Burnett, autor de obras fundacionales y cumbre del género como "El Pequeño César", "La jungla de Asfalto", El Último Refugio",  o Richard Stark (seudónimo de Donald Westlake) y sus historias sobre Parker o Dortmunder. Desconozco cuantas novelas policiacas escribió Domingo Santos- Peter Danger (me consta, por referencias, una más), pero si todas son como esta serán, lo repito, extraordinarias.


 Intermedio Fatal, nº 859 de Servicio Secreto, enero 1967, Alfred Grass. En esta ocasión el autor no es español, sino argentino, Alfredo Julio Grassi, guionista, escritor, traductor, poeta, cineasta, periodista... En esta breve presentación no hay espacio suficiente para reseñar toda la actividad de este autor,(guiones de comic, novelas de ciencia ficción y edición de un periodo de la revista Pistas del Espacio, con los alias de Leslie Sharp y S. Waxong) así que nos centraremos en su faceta de escritor de novela negra. Con el seudónimo de Fred W. Seymour colaboró con la editorial Acme en la colección Rastros con cinco novelas ("Alguien acecha en la noche", nº 203," La telaraña", 391," Maten a Cora Wintrop", 506," Nunca es tarde para morir", 525," La sentencia del hampa", 549; parece ser que esta colección adaptaba y resumía las novelas originales americanas, y se da la curiosidad de que publicaron una novela de Frank Mcfair -Francisco Cortés Rubio, uno de los más interesantes autores de novela popular-"La sangre mana", nº 170)  y en Bruguera, además de esta, también publicó Crimen en el Estudio, nº 143, Archivo Secreto. Intermedio Fatal resulta inusual en el mundo del bolsilibro, además de por la personalidad de su autor, por salirse un tanto de las normas no escritas de este mundo en el que los protagonistas suelen ser jóvenes solteros que a lo largo de sus peripecias se encuentra con una joven muchacha que el final le da el "sí, quiero"; esta historia comienza con el viaje de luna de miel de los protagonistas, cuando, por una serie de malentendidos, se ven inmersos en una trama de implicaciones internacionales. Una historia de ecos Hitchconianos, de "North by Norwest" o "Con la Muerte en los Talones", y que, si comienza de manera apasionante, se desarrolla y resuelve con el mismo pulso narrativo. Trepidante, apasionante y muy entretenida.


 Los Pajaritos Ciegos, nº81, colección La Huella, Mayo de 1976, en la edición de Bruguera, Lou Carrigan (Antonio Vera Ramírez). Como en el caso de Peter Debry resulta complicado elegir una sola novela como la mejor de este autor, teniendo como tiene en su haber decenas de novelas que entrarían en esa categoría, pero esta en concreto últimamente va escalando posiciones en la valoración de los aficionados a la novela popular. Se trata de una historia que podría entrar en el subgénero o apartado de la novelas sobre psicópatas asesinos; subgénero policiaco, y por eso está incluida en esta selección.


 Hay otras novelas de otros autores que encajarían en esta selección, absolutamente subjetiva, por supuesto, pero Un cadáver a Medida, de Charles Mitchell, (Carlos Miguel Martínez) estará incluida en una próxima selección dedicada a este autor por una editorial de verdad y ¡Silba, Muerte Silba!, de Donald Curtis (Juan Gallardo Muñoz)  ya ha sido publicada en Cerco de Sombras, nº2 de Archivo Negro, Darkland Editorial, y, de cualquier manera, este es un Volumen I, y, virtualmente, ¿por qué no un Volumen II o III o...?

sábado, 9 de mayo de 2015

Un alto en el camino...

 
...para mirar con calma el horizonte.
 
 Visto lo visto (el fracaso de ciertas editoriales jóvenes editando novela popular española) parece claro que los aficionados a esta no son suficientes ni bastantes para mantener en el mercado unas ediciones que tienen que competir con las demás publicaciones "normales", y en unos tiempos en los que cada día cierran librerías, y en los que al dia siguiente de salir de la imprenta ya hay versiones digitales pirata.
 
Algunos editores se confiaron en el entusiasmo mostrado en algunos grupos sociales ante tesoros desaparecidos que reclamaban reediciones inmediatas. Los "me gusta" son muy engañosos, no significan, necesariamente, que vayan a adquirir eso que les agrada; ni siquiera el mínimo de componentes a dichos grupos garantiza que a todos ellos les interese. Como en cualquier otro grupo de personas, de cualquier naturaleza (excepto las sectas) cada cual es cada quien, y cada uno es de su padre y de su madre; a unos les interesará la ciencia ficción exclusivamente y nunca leerán nada fuera de ese género; a otros el policiaco (y otro tanto); a otro el oeste, a otro el terror...

 Además estos aficionados quizás sean exclusivos buscadores de ediciones originales (coleccionistas) y teniendo ya esos ejemplares no quieran nuevas ediciones.

 Quizás los tiempos que nos tocan vivir son duros para todos, y han/hemos de pensarnos muy mucho qué libros compramos y de qué libros podemos prescindir... por el momento. Y, definitivamente, debemos aceptar el hecho de que somos pocos a los que nos interesa la novela popular española, muy pocos.

 A la media de lectores habituales (esos pocos que compran y leen libros en este país) los bolsilibros no les interesan, esas portadas estridentes, bizarras, anticuadas, les echan para atrás. Esas novelitas que son/fueron baratas, pequeñas, desechables, las arrinconan en las profundidades del "yo leo calidad o entretenimiento sancionado por las listas de ventas o las reseñas de los suplementos dominicales".

 Y esta quizás sea la clave que deberían tener presente las editoriales que se arriesguen a publicar estas recopilaciones de novelas cortas de género (otro inconveniente: los lectores leen novelas, cuanto más gordas mejor; los cuentos no venden tanto): no mirar a los aficionados a la novela popular. Ellos ya conocen este material, ya conocen los seudónimos, tienen sus autores favoritos, no es necesario descubrírselo.

 No; hay que convencer, seducir, "engatusar" precisamente a aquellos que no tienen ninguna intención de adquirir este material, hay que romper el prejuicio. Hay que darles CALIDAD, que muchas de estas obras que tratamos la tienen, por arrobas. Pero hay que seleccionar estas joyas, hay que envolverlas en un estuche precioso, "vintage". No hay que disfrazar su naturaleza, porque no hay que dar gato por liebre a los lectores, pero, dicho de otra manera, no es necesario recalcar que este material proviene de los bolsilibros.

 
                (La propuesta de Darkland en este camino... en lo que quizá sea el canto del cisne)

 El otro camino es el que comienzan a explorar Alberto López Aroca, Mercedes Gallardo Asensio, Andrés Peláez Paz y Sergio Bleda, y que consiste en darle a los aficionados nada más y nada menos que justo lo que quieren, y de la mejor manera posible. Editor y lectores en comunicación directa, gracias a, precisamente, esos grupos sociales digitales.

 En definitiva practicar aquella máxima que enunció ese referente de la cultura occidental que fue Barrio Sésamo: "Solo no puedes; con amigos sí."

 La primera obra de esta naturaleza será Monstruos en el Oeste, una selección de las novelas cortas dedicadas por Juan Gallardo Muñoz a eso que se conoce por Weird Western, y que supongo ya conocerán de sobras los interesados (si no es así, y quieren saber de qué se trata acudan a fabulasext@hotmail.com )



 No querría que nadie tomase estas reflexiones en voz alta como un correctivo o un rapapolvo a lectores o editores. Son solo eso: reflexiones, en mi preocupación porque la reivindicación de la novela popular española, sea por el camino que sea, estos dos o algún otro que se proponga, llegue a buen puerto. Soy el primer interesado porque necesito leer todos estos tesoros olvidados, y para que haya continuidad se necesita que sea un negocio rentable. Sí, por desgracia la cultura también es negocio.

 
(Tres de esas novelas que los aficionados pedían de uno de los autores más populares. Ya están aquí, en una edición moderna y asequible, por la Editorial D´Lorean)

jueves, 30 de abril de 2015

El Aguilucho, Arnaldo Visconti.

 

En el siglo XVIII, en el lejano oriente, el factor general de la Compañía de Indias, Lord Bruce Warner, está preocupado por cierto personaje problemático, un tal Ricardo, Dick, Mendoza, un español criado en la india desde muy joven, respetado por los naturales de la tierra, apodado por estos como "Turbante Sol", "Rajá Toro", "Cienrostros", "Emperador Puñales", entre otros motes. Un individuo que se hace acompañar por leales animales salvajes, un elefante blanco (elefanta, más bien), un aguilucho, y un tigre.
 El factor general da instrucciones a sus colaboradores de que ordenen a tal individuo a presentarse ante él, en contra del consejo del caballero Herbert Templeton, eso que en otros tiempos conoceríamos como director de servicio secreto de cualquier gobierno, hombre de maneras afectadas pero fondo taimado y ojos astutos e implacables, que considera que, tratándose de el tipo de hombre que se trata, es mejor "invitar" que "ordenar".
 De cualquier manera Dick Mendoza está mas cerca de lo que Lord Bruce Warner sospecha, concretamente en el mismo edificio en el que vive, en las estancias de su sobrina Cintya Brown, que escucha embelesada los requiebros y galanterías del apuesto y sonriente aventurero.
 Porque el apodado "Aguilucho", además de peligroso con las armas, los puñales de los que es virtuoso, y que lleva adosados con correajes al torso, también los es con la palabra. Embaucador, mentiroso, fanfarrón, guasón, ama y es amado por las damas, del alta cuna, baja estofa, blancas, hindúes, princesas o plebeyas.
 En pleno lance galante, en las estancias de la rubia Cintya Brown, es apresado El aguilucho, y llevado a presencia del factor general y el caballero Templeton , que le proponen colaborar con el Imperio Británico, en su calidad de conocedor de ciertos territorios de los que tienen interés comercial y al que ofrecen grandes ventajas económicas. Pero el indómito español no tolera dueños de ninguna clase y rechaza la oferta; pero si no estás con la poderosa Compañía de Indias estás contra ella.
 Dick Mendoza escapa del lugar y se inicia la caza del hombre y, porque son sus amigos, comienza el camino del lugar recóndito que los británicos ansían por sus riquezas en especias...
 Así comienza la primera novela de las cuatro que Arnaldo Visconti (Pedro Víctor Debrigode) dedicó a este personaje en la colección Iris, de Bruguera, siendo este el único creado para la ocasión; los otros tres fueron El Pirata Negro, Diego Montes y El Halcón, que ya vivieron unas aventuras anteriores, como ya se vio en las entradas anteriores.
 Y, sin duda, uno de los mejores personajes y mejores novelas de Pedro Víctor Debrigode. En aquellos años (la novela "Sangre en Ceylan", nº 4, de la colección Iris. es de mayo de 1952) el autor había alcanzado la perfección de sus habilidades narrativas. Resulta abrumadora (sí, este es el calificativo que me viene a la mente) la facilidad con que construye un edificio de pura aventura, como domina los mecanismos de la literatura popular, como, en apenas 150 páginas, el novelista cuenta más cosas (y más interesantes) que los actuales autores de best seller, en 500 u 800 páginas.
 Resulta incomprensible como esta colección fue el fracaso, relativo, que fue, como la gran Bruguera no volviese a recuperar en reediciones posteriores estas novelas, como en todos estos años nadie  responsable de alguna editorial hubiese reparado en la grandeza de estas narraciones. No se comprende.
 Afortunadamente parece que estas novelas de El Aguilucho tiene muchas posibilidades de ver la luz, así con el resto de novelas de esos otros personajes de la colección Iris que merecen una reedición. Es de justicia. Es imperioso.
 


lunes, 27 de abril de 2015

Colección Congo. Rogers Kirby.

 

 La colección Congo, de Bruguera, fue una de las más cortas de la editorial (sólo 26 números), junto a la de Alto Secreto, Bonanza, Big Ben o la colección Iris, dedicada a los personajes de Arnaldo Visconti. Esta en particular, al nacer y morir a mediados de los años ´50 del pasado siglo, resulta una de las más desconocidas y difíciles de encontrar. Por eso, al recibirla gracias al compañero Luis Castillo, me apresuré a leerla, a estudiarla casi como un objeto arqueológico.
 "La ruta de los massai", de Rogers Kirby (Ángel Gordon González) nº 13, 1956. Ilustración de portada sin firmar, que atribuyo a Vicente Roso Mengual, que fue uno de los dos ilustradores, junto a Antonio Bosch Penalva, que participaron en esta colección.
 Rogers Kirby no es uno de los autores más interesantes de la novela popular española y en esta novela, aunque resulta entretenida y se lee con facilidad, se reúnen todos los lugares comunes de la cultura popular de aquel tiempo. El áfrica que nos muestra el autor es un áfrica que nunca existió, y, a pesar de las notas a pie de página que nos "aclaran" ciertos detalles y curiosidades de la geografía, fauna y costumbres, incluso comprobadas de primera mano por el propio autor, sospechamos que son exclusivo producto de la imaginación del autor; un escenario más legendario que real, un continente Negro, desconocido, donde todo era posible porque todo era desconocido. Y quizá esa sea la razón de que se lea tan bien, ese encanto de esa historias de tiempos más sencillos, donde los héroes eran de una pieza, modelos de virtudes equiparables a las de los semidioses, de hazañas legendarias, el Gran Cazador Blanco; de un mundo habitado por "salvajes" divididos entre guerreros y porteadores, de bestias salidas de crónicas de viajeros borrachos de maravillas mientras buscaban senderos para expandir sus imperios coloniales.
 Y quizá esa sea la razón del fracaso de esta colección; en esos años comenzaban los procesos de descolonización de muchos de esos países delimitados a capricho de las metrópoli respectivas, e imagino que alguna noticia se reflejaría en la radio y los periódicos de la época; la realidad que mostrarían sería muy diferente a la imaginada por el cine y las novelas. Una realidad más prosaica y menos romántica. Los cazadores de fieras daban paso a los promotores de safaris. O quizá los lectores preferían los escenarios habituales del oeste americano a esos postizos del áfrica misteriosa.
 Sea como fuere una colección que en principio lucía fascinante fue un fracaso. Aquellas novelas nunca fueron reeditadas en alguna colección posterior y como sucedía con los bolsilibros de aquellos primeros años son muy difíciles de encontrar,  si no han desaparecido para siempre.
 Ahora solo queda esperar que los hados sean propicios y salgan a la luz, por alguna insospechada vía las restantes novelas de esta colección, y sobre todo, las cuatro de cuatro de los mejores autores de la Casa Bruguera: Charles Mitchell, Mark Halloran, Peter Debry y Silver Kane.
 


miércoles, 15 de abril de 2015

Una idea de futuro.


En la colección Archivo Negro tendrán cabida, además de los clásicos olvidados del policiaco popular español, esos otros clásicos americanos también olvidados, o esas obras modernas que se encuadren en esos escenarios y tiempos que acuñaron los mitos del género negro; caso, por ejemplo, de Stuart Kaminsky y sus novelas con Toby Peters como protagonista en el Hollywood de los años ´40.