domingo, 7 de junio de 2015

"Si no supieras que es..."

  Todos tenemos algún amigo o familiar que se inicia en el mundo de la lectura de novelas. Gente joven que, como todos nosotros antes, hace mucho tiempo, se ven un tanto perdidos en este inmenso océano de la literatura; vagamente tienen preferencias de géneros, por la películas o las series de televisión, y llegan lastrados y dañados por los tostonazos que les obligaron a leer en la escuela (cosas que ni siquiera han leído porque ahora pueden encontrar resúmenes, críticas y comentarios en internet y, al menos un notable cae, fijo), y en sus respectivas familias ninguno de sus progenitores son lectores.
 Como tú tienes gafas y en tu cuarto tienes estanterías repletas de libros y no paras de hablar de aquello tan maravilloso que has leído (para escucharte a ti mismo, por que nadie más lo ha leído) te piden consejo, guía, iluminación, y tú, ansioso por inocular el veneno que te perdió para siempre, emponzoñas a tu "pupilo/a" con lo que crees que le pueda gustar. Te sitúas a su nivel, le preguntas gustos y manías; si tienes memoria recuerdas como eras y pensabas tú a su edad (y se te cae el alma a los pies pues ese ser patético y desnortado inició su camino de perdición justo entonces) y rememoras la emoción de la primera vez que leíste un libro de -póngase aquí el nombre del autor que corresponda en cada caso-.
  Pero también tienes amigos/as que ya no son jovenzuelos imberbes; que ya son talluditos/as y tienen una mente ordenada, como corresponde a seres adultos, y compartimentada. Aquí tienes que esforzarte por hallar un hueco libre en el que situar una cuña fuerte, sólida, que se puede ir ampliando si consigues dar con elementos precisos, porque esta gente ya no tiene la " moldeabilidad" de los jóvenes y si algo no les place lo rechazan y puede que ya "no tengan tiempo" para leer. Como buen creyente eres evangelizador y quieres que el cielo de los Lectores esté repleto, y, entre cosas que les suenan de la televisión y las listas de best sellers de los suplementos dominicales y esos tesoros que guardas en tu biblioteca y que no encontrarán en ninguna librería ni biblioteca pública, les cuelas cosas que tienes digitalizadas e impresas en una copistería, algo perteneciente al género negro, de un autor americano; novelas cortas...
 Sólo después, cuando la han leído y les ha encantado, les dices que esto que han leído y encantado jamás lo hubiesen hecho presentado en su formato original: el bolsilibro. Y les dices que el nombre del autor es un seudónimo.
 Y ya no retiran la mano y ponen caras raras cuando les ofrezco otro bolsilibro. Por que se fian de mi criterio, soy el mismo que les pasó a Chandler o Steinbeck, o Doyle o Capote.
 En esas estamos: engañando, no diciendo toda la verdad en principio, porque una vez que lo prueban les gusta. Y si les gusta quieren más.
 Esta es la razón de que, a pesar de todos los pesares, siga pensando que publicar este material hoy en dia tiene sentido. Nada ha cambiado desde el anterior comentario en este blog; los intentos, hasta ahora, no han sido muy exitosos, seamos sinceros. Pero si yo fuese editor o algún editor me encargase dirigir una colección de novela popular española, intentaría...
 Una especie de continuación o anexo a las recopilaciones y presentaciones de novelas y autores que hizo la editorial Akal, con los cuatro volúmenes de "¡Bang, Bang, Estás Muerto!" en la Serie Negra de Básica de Bolsillo, o una de aquellas recopilaciones tan frecuentes en los años ´70 y ´80 del siglo pasado en el campo de la ciencia ficción y fantasía y que venían de las ediciones americanas de "The Best of...", y continuaba el nombre de la revista de la que procedían las narraciones, seleccionadas por algún autor famoso.
 Una recopilación de "Lo mejor de... la novela popular policiaca española", atendiendo exclusivamente al baremo de la calidad; y digo yo que a lo largo de cuarenta años y un fondo literario que se puede contar por decenas de miles de ejemplares al menos cuatro novelas alcanzarán el nivel de lo estimable. Cuatro y cuarenta, digo yo.
 Y como esto es un sueño y sobre mis sueños mando yo he seleccionado cuatro novelas que en verdad son "Lo mejor de..."
 Estas son:
 Turismo Sangriento, nº 330 de Servicio Secreto, Diciembre de 1956, Peter Debry (Pedro Víctor Debrigode) El autor venia de una larga y exitosa labor en la novela por entregas con personaje fijo con el seudónimo de Arnaldo Visconti (El Pirata Negro, El Galante Aventurero...) y para las colecciones de bolsilibros, entre otros, usó el seudónimo de Peter Debry, y con este sobrenombre escribió algunas de las mejores historias de género negro de la novela popular; en las décadas de los ´50 y ´60 su músculo narrativo estaba en pleno vigor, sus argumentos bebían de la escuela americana de género, sus tramas no tenían tiempos muertos ni de "relleno" y se resolvían y concluían con precisión. En verdad es Lo Mejor de este formato y está entre lo mejor de su producción.


 Cubil de Hienas, colección "Gangsters!" de Editorial Rollán, 1962, Peter Danger - Pedro Domingo Muntiñó, más conocido en el mundo de la ciencia ficción española como Domingo Santos. En sus comienzos en la novela popular también firmó con el sobrenombre, además de Peter Danger, como Peter Dean. Domingo Santos es un nombre fundamental en la historia de la ciencia ficción en este país; autor, con una obra publicada y valorada en el extranjero, traductor, articulista, editor (junto con Sebastián Martínez  y Luís Vigil fueron responsables de la mítica revista Nueva Dimensión); actualmente un premio de novela de género lleva su nombre, pero lo que no se conoce tanto es que también fue autor de novela policiaca en sus comienzos, y autor de, al menos, una novela extraordinaria. Una novela dura, con uno de los personajes femeninos más inquietantes de la novela popular de cualquier latitud. Una narración encuadrada en la "crook story", esa variante de la novela policiaca que se cuenta desde el punto de vista del los criminales y que frecuentaron William Riley Burnett, autor de obras fundacionales y cumbre del género como "El Pequeño César", "La jungla de Asfalto", El Último Refugio",  o Richard Stark (seudónimo de Donald Westlake) y sus historias sobre Parker o Dortmunder. Desconozco cuantas novelas policiacas escribió Domingo Santos- Peter Danger (me consta, por referencias, una más), pero si todas son como esta serán, lo repito, extraordinarias.


 Intermedio Fatal, nº 859 de Servicio Secreto, enero 1967, Alfred Grass. En esta ocasión el autor no es español, sino argentino, Alfredo Julio Grassi, guionista, escritor, traductor, poeta, cineasta, periodista... En esta breve presentación no hay espacio suficiente para reseñar toda la actividad de este autor,(guiones de comic, novelas de ciencia ficción y edición de un periodo de la revista Pistas del Espacio, con los alias de Leslie Sharp y S. Waxong) así que nos centraremos en su faceta de escritor de novela negra. Con el seudónimo de Fred W. Seymour colaboró con la editorial Acme en la colección Rastros con cinco novelas ("Alguien acecha en la noche", nº 203," La telaraña", 391," Maten a Cora Wintrop", 506," Nunca es tarde para morir", 525," La sentencia del hampa", 549; parece ser que esta colección adaptaba y resumía las novelas originales americanas, y se da la curiosidad de que publicaron una novela de Frank Mcfair -Francisco Cortés Rubio, uno de los más interesantes autores de novela popular-"La sangre mana", nº 170)  y en Bruguera, además de esta, también publicó Crimen en el Estudio, nº 143, Archivo Secreto. Intermedio Fatal resulta inusual en el mundo del bolsilibro, además de por la personalidad de su autor, por salirse un tanto de las normas no escritas de este mundo en el que los protagonistas suelen ser jóvenes solteros que a lo largo de sus peripecias se encuentra con una joven muchacha que el final le da el "sí, quiero"; esta historia comienza con el viaje de luna de miel de los protagonistas, cuando, por una serie de malentendidos, se ven inmersos en una trama de implicaciones internacionales. Una historia de ecos Hitchconianos, de "North by Norwest" o "Con la Muerte en los Talones", y que, si comienza de manera apasionante, se desarrolla y resuelve con el mismo pulso narrativo. Trepidante, apasionante y muy entretenida.


 Los Pajaritos Ciegos, nº81, colección La Huella, Mayo de 1976, en la edición de Bruguera, Lou Carrigan (Antonio Vera Ramírez). Como en el caso de Peter Debry resulta complicado elegir una sola novela como la mejor de este autor, teniendo como tiene en su haber decenas de novelas que entrarían en esa categoría, pero esta en concreto últimamente va escalando posiciones en la valoración de los aficionados a la novela popular. Se trata de una historia que podría entrar en el subgénero o apartado de la novelas sobre psicópatas asesinos; subgénero policiaco, y por eso está incluida en esta selección.


 Hay otras novelas de otros autores que encajarían en esta selección, absolutamente subjetiva, por supuesto, pero Un cadáver a Medida, de Charles Mitchell, (Carlos Miguel Martínez) estará incluida en una próxima selección dedicada a este autor por una editorial de verdad y ¡Silba, Muerte Silba!, de Donald Curtis (Juan Gallardo Muñoz)  ya ha sido publicada en Cerco de Sombras, nº2 de Archivo Negro, Darkland Editorial, y, de cualquier manera, este es un Volumen I, y, virtualmente, ¿por qué no un Volumen II o III o...?

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