sábado, 20 de junio de 2015

"Baby" Espia mortal.


 

 Cuando, desde la editorial Monterrey, de Brasil, propiedad de un andaluz emigrado, Juan Andrés Fernández Salmerón, se llamó a Antonio Vera Ramírez (Lou Carrigan para el mundo bolsilibresco) la colección de Brigitte "Baby" Monfort, agente "ZZ7" ya hacía un tiempo que se publicaba, bajo la autoria de diversos autores brasileños.
 Desde que en 1962 se estrenó en cines la película de la serie de James Bond, 007, Contra el doctor No, el mundo del entretenimiento popular occidental dio un paso monstruoso; un terremoto sacudió las bases de los medios de comunicación audiovisuales (no hay espacio físico aquí para reseñar, siquiera apuntar, la cantidad de productos de televisión, series, películas de toda clasificación, B,Z o X, habidas y por haber, comics impregnados, influidos o directamente copiados y remedados que surgieron bajo las hechuras del "agente secreto de Su Majestad británico) Por supuesto, también la literatura popular se subió a este tren; de hecho supuso una revitalización de muchas de estas colecciones de quiosco. nacieron muchas series nuevas bajo la etiqueta de "Agentes secretos", con denominaciones extravagantes y características similares a las de James Bond. En esa expansión o adición al canon del personaje nacieron, así mismo, contrapartidas del otro sexo: las mujeres. Desde el cómic de prensa llegó Modesty Blaise, con guión de Peter O´Donnell y dibujo de Jim Holdaway, e inmediatamente vertida al cine con una curiosa cinta de Josehp Losey, con Monica Vitti y Terence Stamp, en televisión vió la luz The Girl of U.N.C.L.E. (La chica de C.I.P.O.L. en Hispanoamérica, derivada a su vez de El hombre de C.I.P.O.L.); en el campo que nos ocupa, y centrándonos en el mundo hispano, habría que mencionar a Aloha galante, "Gun-Kiss", una aventurera creación de Alexis Barclay, Antonio Viader Vives.



 
Estefanie Powers, The Girl of U.N.C.L.E.
 
 Ninguna de ellas alcanzó, ni de lejos, la relevancia de su colega masculino. Sus recorridos fueron breves e interrumpidos en el tiempo, excepto en su plasmación ilustrada, en el caso de Modesty Blaise.
 ¿A qué se debió el éxito de Brigitte Monfort, alias "Baby"? ¿Qué hizo que se alcanzasen las algo más de 500 novelas publicadas del personaje, que hubiese una derivada con las aventuras de la madre de la heroína en los días de la II Guerra mundial, al margen del sobrado talento narrativo del autor que la hizo suya, Antonio vera Ramírez? Quizá sea esa necesaria implicación personal que empuja a esta joven bella, ingeniosa y letal agente secreto de la C.I.A., sin necesidad de ningún "acompañante" masculino, a diferencia de las mencionadas más arriba, que la lleva a salvar o vengar a sus compañeros espias, a los que ella llama "Simones". "Simones", porque así se llamaba un compañero de la C.I.A., Simon, que murió por un error suyo. El juramento que se hizo a sí misma de velar por sus "Simones", o la constatación de que sin su intervención las consecuencias para sus congéneres pueden ser catastróficas, es lo que le lleva a lanzarse de cabeza a la aventura. En resumen, es la emoción, la empatía, la que mueve sus historias; es la simpatía, la carnalidad, la sensualidad, a veces de una ingenuidad propia de los tiempos, lo que conecta con un público que la convirtió en uno de los personajes más populares de la narrativa popular latinoamericana.
 A diferencia de la frialdad sajona, o el temor masculino a una hembra más fuerte que él, la calidez latina de "Baby" Monfort, la certeza de que "el orden mundial" es un juego en el que ella nos invita a participar, sonriente e ingenua, pero con un ánimo de acero, inquebrantable y letal, nos llevaría a participar a su lado, como un "Simon" más, porque ella nos protegerá  y nos incendiará las entrañas.*


 Ahora la editorial Delorean se propone publicar esta serie mítica, y comienza con "Baby, agente mortal", un primer número que cuenta con la supervisión y anotaciones del mismo  Lou Carrigan-Antonio Vera Ramírez. Una gran noticia para los amantes de la novela popular de aventuras.

*( Artículo aparecido en Debats 127, Edicions Alfons El Magnánim, Diputación de Valencia)


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