jueves, 12 de diciembre de 2013

Novelas del Norte

 Manuel Vallvé López fué traductor y autor en Editorial Molino, en la colección Hombres Audaces. Nuevos Héroes, de las aventuras de Hércules. Este personaje venía a ser la versión hispana de Doc Savage, personaje y novelas que venía publicando Molino hasta que las dificultades para importar este material desde unos Estados Unidos y un mundo inmersos en una guerra mundial, la segunda, les llevó a crear un material similar, con claves hispanas. Así, La Sombra se vió remedado en Yuma, de Guillermo López Hipkiss, firmando como Rafael Molinero, Bill Barnes en Ciclón de M. de Avilés Balaguer, Pete Rice se transmutó en tres, los 3 Hombres Buenos, de José Mallorquí Figuerola.
 Poco despues Clíper, de ediciones Gerpla sacó dos colecciones hermanas dedicadas a las historias del oeste y del norte de norteamérica. Para la primera, Novelas del Oeste José Mallorquí, el autor que más novelas escribió de ella, siendo el vertebrador de la misma, escribió la que fuera la primera novela dedicada al personaje más importante de la novela popular española, El Coyote; aquí fué sólo una historia más de la colección firmada con el seudónimo de Carter Mulford.
  Para la segunda colección, Novelas del Norte, dedicada a narrar las aventuras acaecidas en el territorio del Canadá en las postrimerías del siglo XIX, el autor de casi la totalidad de los números fué Manuel Vallvé López, firmando con el seudónimo de R.H. Curtis.


 En esta novela, la segunda de los números especiales, el autor, tras situaros en el contexto histórico y político del escenario en que va a transcurrir la historia, en un breve prefacio, nos muestra a un joen persnaje, Roderick Musgrave que se encuentra dispuesto a adentrarse en las Praderas del noroeste, en busca de aventuras, despues de matar a un hombre, apoderarse de su revólver, de su caballo, y de su novia,que le sigue más que nada porque s ha quedado sin protector y este muchacho es tan bueno como otro cualquiera. Las tierras sin ley, e inmersas en la revolucion de los mestizos francofonos,liderados por Luís Riel, son así. Y al poco, esta pareja se ve apresada por dos "milicianos" que les llevan a su campamento,dónde el muchacho será ejecutado, sin duda. La chica consige escapar encuentra un grupo de traficantes de alcohol  y armas, que liberan a Roderick, porque ella les dice que es su prometido y que se van a casar. El lider de los traficantes es una dura y bella mujer que fuerza al muchacho a quedarse con ellos hasta que se case, cosa que él no quiere.
 Las cosas se complican, los acontecimientos sociales se precipitan y Roderick Musgrave se ve integrado en la banda. Entretanto, el hermano mayor de este le busca, alarmada su familia por su desaparición. En el encuentro, confuso, de ambos Roderick mata de un disparo  su hermano, sin reconocerle..
 Paralelamente se nos cuenta el nacimiento de la Real Policía Montada, un cuerpo fundamental en un territorio muy extenso y que se juega su pertenencia al Canadá o al los Estados Unidos como un estado más, francófono y mestizo, y los primeros pasos de este cuerpo, en este interesante escenario histórico.
 Una buen novela, escrita con un estilo sobrio y claro y un autor que domina los esquemas de la clásica historia de aventuras. Lo he conocido gracias a la buena valoración que hacía de él Salvador Vázquez de Parga en el libro Héroes y Enamoradas, y, a partir de ahora, sólo con esta muestra voy a añadir a Manuel Vallvé López en el grupo de los grandes autores de novela popular española, de esos primeros años cuarenta y cincuenta, junto a Mallorquí, Debrigode, Gubern y otros que aún me quedan por descubrir.
    
 

martes, 8 de octubre de 2013

La revista. Primer número.

Pronto, bajo demanda en  ganuda@outlook.es  Tamaño 15x21, 62 páginas

 


 En construcción el número 2,  Invierno 2013, colección Magnum novela policíaca.



martes, 24 de septiembre de 2013

Charles Mitchell (Carlos Miguel Martínez)


 Perlas Ensangrentadas.
 Hasta no hace mucho tiempo (Hablamos de meses, semanas) la obra y personalidad real de Charles Mitchell era una absoluta incógnita en los cículos de aficionados a la novela popular española. Se tenian referencias de las novelas publicadas por este autor en la colección Servicio Secreto, de Brugera, gracias a los listados de estas colecciones que lleva a cabo Nicolás Solvanin en su página web Bolsilibros Bruguera; un puñado escaso de últimos de los años ´50 y primeros ´60 en dicha colección , con alguna de estas reeditadas en la colección Selecciones Servicio Secreto.
 Su nombre pasaba de comentario a comentario en los grupos de facebook que tratan de estos temas, se solicitaba información y se especulaba sobre la dificil localización de alguna de sus misteriosas obras, y sobre la calidad de las mismas.
 A partir del verano de este año y gracias a la perseverancia de Andrés Peláez Paz y Alberto Perez Aroca se consiguió localizar un lugar en la red donde se hablaba del autor y, por otra parte, poseer algún ejemplar de su producción literaria. Supimos que el verdadero nombre del autor era Carlos Miguel Martínez y conocimos que se trataba de un reputado y veterano fotógrafo documentalista, miembro de la Real Academia de Fotografía, fundado de un grupo dentro de esta llamado "La Colmena"; Y aseguraban quienes habían leído alguna de sus antiguas novelas que su halo misterioso corria a la par de su calidad literaria.
 Hace unos dias, gracias a la generosidad de los amigos Juan Castillo y Rubén Soto, ha llegado a nuestras manos y pupilas la novela Un Cadaver a Medida, S.S. nº 221, noviembre de 1954, y no me excederé en los calificativos que me han provocado la lectura de este bolsilibro, porque podría provocar en ciertos lectores el sentimiento de frustración si no encuentran todo lo que yo he encontrado en él, y así evitamos tambien la posible alza en los precios de las novelas del autor en ciertos sitios de venta para coleccionistas en internet, como avisa Juan Castillo.
 Tan sólo diré que se considera que la Novela Negra en España nació con el nacimiento de la democracia en este pais, y se marca la señal de inicio de su avance con los hitos de la publicación de las novelas de Manuel Vázquez Montalbán, y su personaje Pepe Carvalho, y de la estupenda novela de Andreu Martín *, Prótesis, más que nada porque para que una obra se pueda marcar con esa divisa de "Negra" se tiene que dar en ellas, aparte del contexto ambiental pátrio, el trasfondo de una cierta crítica sociopolítica. Está claro que esto no podía darse en la literatura de género en los años de gloria del bolsilibro y del franquismo, pero no es menos cierto que el componente sicológico, o meramente de intriga policial, son armazón narrativo capital de este. ¿No son entonces Género Negro William Irish, Fredric Bown, Bruno Fischer, Charles Williams y tantos otros culivadoras foráneos de este tipo de literatura? ¿Por que entonces para los estudiosos de este género toda la producción anterior a esos años  no merece su atención, en absoluto? Si dejamos aparte el tema político y social, y se trata de considerar que este tipo de novela popular barata mayoritariamente era creado y recibido por gentes a las que sólo preocupaba que le entretuviesen unas horas, que le recordaran que el Bien siempre triunfaba sobre el Mal, que la Ley es siempre Justa e Incorruptible y que los protagonistas acababan unidos al final con un lazo sagrado e indisoluble, están estas obras de estos autores que reivindicamos para demostrar que la profesionalización no está reñida con la calidad.
 El propio Carlos Miguel Martínez abandonó esta labor literaria por considerar que era una labor inbricada en un engranaje banal y mecánico. Imaginamos que algún toque de atención se llevaria de parte de algún directivo de Bruguera al leer esta novela, tan opuesta a los postulados, no escritos pero asumidos por todos, reseñados antes . Tambien es claro que el novelista tenía otras inquietudes artísticas y hacia ellas se encaminó. Exitosamente, por cierto; no se equivocó.
 Pero nosotros perdimos a un gran novelista.
 Seguiremos de cerca a esta autor, porque es nuestro deber como aficionados a este tipo de literatura el reivindicarlos y mostrarlos, en la medida de nuestras escasas posibilidades, al Gran Público Lector.
 * No se si Andreu Martín escribió algún bolsilibro, pero homenajeó a este tipo de novela popular con la divertida y estupenda novela El Señor Capone no está en Casa, de P&J, policial, nº 4, 1984. (Como me recuerdan algunos amigos en efecto escribió bolsilibros, concretamente de la colección Indiana James, junto a Juan José Sarto, Francisco Pérez navarro y Jaime Ribera, bajo el alias compartido del propio "Indiana James")

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Ultima remesa bolsilibresca.

 En la última remesa de bolsilibros leídos el porcentaje de las buenas ha sido alto: cuatro de nueve, cuando lo habitual es que se cumpla la ley del 20% ; de diez, sólo dos. Pero en esta ocasión todos los autores implicados eran de calidad. Si hubiera (que las había) alguna novela ilegible, se les podía perdonar; hasta el mejor escribano echa algún borrón.
 Sin embargo no reseñaré estas, que no me merece la pena comentar cosas que no me gustan. Prefiero dedicar mi tiempo, y el de ustedes, en recomendar obras que les pueden hacer pasar un buen rato, siquiera entretenido, si tienen la fortuna de encontrarlas por esos mundos de Dios.
 En esta ocasión he conseguido leer algunas novelas que ya han sido comentadas por Alberto López Aroca y Juan Castillo en sus respectivos blogs ( NOVELAS DE A DURO novelasdeaduro.blogspot.com/ y BOLSILIBROS bolsilibrosblog.blogspot.com/) y en el blog dedicado en exclusiva a Peter Debry peterdebry.blogspot.com/ (Todos lugares en los que vuesas mercedes harían bien en frecuentar, pues abundan en ellos Prodígios, Maravillas y Dislates, y son estancias de mucho provecho y erudición), pues de este autor son tres de las novelas que me han gustado. Pedro Victor Debrigode, pilar fundamental en el nacimiento de la colección Servicio Secreto de Brugera, y autor, con el sedónimo de Arnaldo Visconti, de una de las mejores series de la novela popular española, El Pirata Negro, que nunca me cansaré de recomendar a vuesas mercedes. La primera en la lista es La Muerte en "Bikini", nº 359 de S.S., junio -1957, reseñada recientemente en NOVELAS DE A DURO, y estoy de acuerdo con Don Alberto López Aroca, en que es una excelente novela policíaca. Una trama bien urdida y resuelta, una narración ágil, unos personajes sólidos y de reacciones coherentes. Remito a la mencionada reseña para más información.


 Tambien remito a las reseñas que de La Mina de las Ánimas, Peter Debry, S.S. nº 362, julio -1957, hacen tanto Juan Castillo en Bolsilibros, como el blog de Peter Debry. Coincido con ambos en que se trata de una buena novela, aunque con un detalle en la trama no bien resuelto que no mencionaré para no condicionar su lectura a nadie (en las historias policíacas vale lo que se decía en el final de la película Testigo de Cargo: No cuenten a sus amistades el final de esta película, por favor) Si no reparamos en este detalle la lectura es como dicen estos amigos: apasionante.


 Esta novela no la he visto reseñada por ningún sitio: Piratas de Puerto, S.S., nº 375, octubre -1957, así que la haré yo: Cuando Brian Conrad y su socio Max Ocampo entran en la oficina de J. Kunz Cheyne para pagarle el resto del pago que le deben por su canoa rápida, el "Dolphin" se encuentran con que un encapuchado está robándole, a punta de pistola. Tambien está allí un individuo desconocido que, cuando el atracador se marcha, saca un revólver del sobaco y le dispara. En la confusión siguiente el socio de Brian Conrad resulta muerto. El atracador huye. Conrad responsabiliza al desconocido de provocar la muerte de Ocampo, pelea con él, Kunz se pone de parte de este, que resulta ser un "capo" de los muelles. En su búsqueda y pesquisas en pos del asesino de su amigo por el camino de Corad se producen algunos asesinatos y algún intento de atentado contra él.
 Una novela de ambientación marinera, como marineros son sus personajes, tipos duros, curtidos, enredados en contrabando de drogas; buena novela, bien narrada y bien resuelta.


 Por último, en orden de lectura que no de calidad, una novela de un autor a reivindicar cuando entra en el género negro, de estilo siempre correcto y limpio. En Cruce Peligroso, Mark Halloran (Jorge Gubern i Ribalta), S.S. nº 522, agosto - 1960, Edwin Morgan, un agente de seguros, pasa, a altas horas de la noche, con su coche, por delante de una joyería, donde un atraco está teniendo lugar. Los ladrones fueron sorprendidos por una patrulla policial rutinaria y en el intercambio de disparos caen heridos de muerte dos policias, dos atracadores y otro que aún tiene fuerzas para asaltar el coche de Edwin Morgan y huir, a punta de pistola. El ladón herido lleva el maletín con las joyas robadas. Una vez lejos del escenario del atraco muere a causa de las heridas recibidas en el tiroteo.
 Y el agente de seguros se encuentra con un maletín lleno de joyas, un revólver y un cadaver. Se deshace del cadaver y se queda con lo demás.
 Un comienzo contundente que continúa en una trama en la que los policias, deseosos de vengar la muerte de sus compañeros, y soslayando los límites de la ley, investigan a Morgan, por tener vagas pistas acerca del coche en el que huyeron, que es similar al suyo, y al que suponen un complice del atracador, con la fascinación que siente el agente de seguros por la hermana del atracador muerto, a la que se acerca y quiere ayudar, con el jefe de la chica, que es el verdadero "cerebro" del atraco y que quiere recuperar el botín... Si esto no es género negro que venga Dashiel Hammett y me contradiga.


 Cuatro buenas novelas con el sabor del mejor cine negro clásico, de dos buenos novelistas. La portada de La Mina de las Ánimas es de Bosch Penalva, y de la de Piratas de Puerto de Ángel Badía Camps. Las otras dos sin atribuir.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Carlos de santander (Juan Lozano Rico)

 No somos por estos lares muy aficionados a la novela romántica o "rosa", pero a raiz de un artículo de Antonio Quintana Carrandi, publicado en Bolsi & Pulp, dedicado a este autor decidí leer alguna novela suya. Se lamentaba y sorprendia el autor del artículo de la escasa información que existia sobre este autor en la red, salvo la minima entrada en la wikipedia, y algún comentario que se limita a repetir esta información, junto con algún comentario crítico sobre alguna de sus novelas. Juan Lozano Rico, que tambien firmó con el seudónimo Red Harland alguna novela de los primeros años ´50 en los géneros "masculinos", fué uno de los autores de mayor exito, antes y durante los años de reinado de Corín Tellado, y unos de los escasos a los que Brugera dedicó una colección en exclusiva: Colección Carola, donde, entre novelas originales y reediciones se publicaron 964 títulos; tambien participó en la guerra privada por la hegemonía en el mundo de los bolsilibros entre Brugera y Rollan, en la que se "robaban" autores en exclusiva.


 Y hay que tener en cuenta que en los años gloriosos de los bolsilibros, los ´50 y los ´60, la proporción de las colecciones Romanticas y del Oeste respecto a cualquier otro género (Policiaco y aventurero) era abrumadoramente superior. Solo hay que mirar el listado en el final de las novelas para constatarlo: En una novela cualquiera de 1957, 8 colecciones románticas, 4 del oeste, 1 policíaca. El género "rosa" era el más popular. Y Carlos de Santander uno de los más populares cultivadores de este.
 Atendiendo, siquiera, a estos datos decidí comprobar qué les ofrecia el novelista a sus devotas lectoras de un mundo competamente distinto al actual, con unas costumbres sociales y morales nacionalcatólicas, inmersas en una España recién salida de una posguerra, en la que, para que se publicase una novela un "asesor moral" debía dar su benepácito. Tambien debía superar mi desinterés por este tipo de novelas, pero hice un esfuerzo y, al menos con una de las elegidas y comenzadas, no me costó ningún trabajo terminarla y disfrutarla. Quizás, en un principio, se debió a que trataba, de fondo, de un tema de rabiosa (y cansina) actualidad: el turbio mundo de las altas finanzas y los jugadores de bolsa. (¿En qué informativo no se reseña todos los dias el nivel de las bolsas mundiales, quien no ha aprendido a taparse la nariz cuando se mencinan a "Los Mercados"?) La novela en cuestión es Un Aventurero, colección Carola, nº 270, segunda edición de julio de 1971; la primera de 1956.


 Samuel Hunter es lo que hoy en dia conocemos como un broker independiente, que le propone a un conocido una posibilidad de negocio, o, más bien, una promesa de ganancias, trapicheando en la bolsa con las acciones de una cierta empresa en expansión. Eso es lo que Samuel Hunter vende, pero en realidad no tiene intención de repartir beneficios del "timo" que prepara, pero necesita un socio capitalista, y para que todo tenga una apariencia consistente y enterarse de los movimientos del empresario en cuestión, se dedica a cortejar a su secretaria personal. Por supuesto la muchacha en cuestión es joven y atractiva, aunque distante y seria, como lo son todas las mujeres trabajadoras e inteligentes de la novela popular (el adjetivo que ronda nuestras cabezas constantemente es frígida, pero reaccionan adecuadamente ante el varón viril y dicharachero al final, que nadie se preocupe). Pero el "aventurero" es un seductor, como lo son todos los embaucadores, y la atractiva y solitaria secretaria cede y se enamora del tahur.
 La novela transcurre por los cauces habituales en este tipo de historias, y el final es el esperado y deseado, pero realmente es una novela corta interesante, bien escrita, y con un par de detalles en su argumento que la enriquecen (como ciertas pastillas de caldo, al guiso). Porque sorprende que el asesor moral dejase pasar unas situaciones que, a los ojos de cualquiera, muestran un sentimiento adúltero en la mujer del "socio" de Hunter hacia este. Si bien solo se trata de pensamientos, de ilusiones, de jugar con una idea romántica de una esposa a la que gusta saberse aún deseable, hay que recordar que tambien se peca de pensamiento y que, en aquellas fechas el adulterio era ilegal en este pais. La sensualidad a flor de piel en los encuentros de los personajes es clara, y sin embargo el autor no la reprende, ni la censura,  muy al contrario nos la muestra con ternura, en su pasional ingenuidad.
  Tambien las referencias a que alude cuando la pareja protagonista se cita en el apartamento de soltero de él, para "charlar de sus cosas", durante horas, es lo suficientemente clara, sin mencionarlo, a lo que ustedes, y yo, y sus lectoras entendemos perfectamente. El único que no se enteraba era el censor.
 Sostiene Antonio Quintana en ese artículo de B&P que en sus mejores novelas Juan Lozano envolvía sus novelas de este género con las apariencia de otros; policiaco, aventurero... Si son aquellas tan agradables como esta sería bueno saber cuales son, porque entonces no me importaria catar de nuevo alguna novela de Carlos de Santander.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Los hijos bastardos de James Bond (1)

 Lou Carrigan y la W.W.W.

  Elvis North y Alice Westmoreland, pareja personal y profesional, son dos de los mejores agentes secretos de la Watch Wide World, W.W. W. (Vigilancia Universal), organismo de la ONU (!), que pretende prevenir conflictos mundiales en un mundo, según Carrigan, repleto de agencias secretas de todo tipo y pelaje. Elvis North mide metro ochenta y cinco, cabellos cobrizos, ojos negros y quietos; Alice Westmoreland tiene diez centímetros menos que él, una mata de cabellos rubios y una belleza impresionantes. Además de hermosos son unas bien engrasadas y extraordinarias máquinas de matar. Y tienen sentido del humor. Además trabajan para la W.W.W., a veces, otras van por su cuenta e intereses, que son los de la humanidad.


 Encontré a esta pareja de agentes secretos en la novela Juramento Anual en Ponza, Servicio Secreto nº 1608, en una historia de un grupo que recluta matones profesionales en esa localidad italiana, con la habilidad narrativa habitual en Antonio Vera Ramirez. A diferencia de lo que era habitual en el mundo de los bolsilibros el papel de la agente Westmoreland no es un mero elemento exotico o decorativo al servicio de su pareja masculina, sino que actua y combate a la misma altura que él. No en vano Lou Carrigan venía de dedicar cerca de 500 novelas al agente femenino de la CIA Brigitte "Baby" Montfort, una de las series de aventuras de espionaje más interesantes de la narrativa popular.
 Pero lo que no imaginaba al leer esta novela es que formara parte de una serie dedicada a estos personajes, a tenor de la oposición de Bruguera a que, en las colecciones generalistas, los autores repitieran protagonismos o iniciaran sagas (Ángel Torres Quesada -A. Torkent y su Orden estelar y las pegas que le pusieron). Porqué se lo permitieron a Lou Carrigan seria curioso de conocer, pero el caso es que, al empezar a leer Plataforma Espacial, Servicio Secreto, nº 1684, volví a encontrar a Elvis y Alice. Repite esta el mcguffin de una novela de 1971, publicada en la colección FBI, nº 217. de Editorial Rollan, Mundo Feliz, pero mejorado. Es esta de Bruguera mejor novela, y nos hace reflexionar acerca de los inconvenientes de la ingente producción de estos autores ;es muy dificil parir ideas originales cada semana. Aquí interviene la habilidad narrativa y la experiencia del novelista, y Antonio Vera, tiene mucho de ambas cosas.


 Algún tiempo después volvi a encontrarlos, y me alegré como el que se alegra al reencontrarse con viejos amigos. El Observador era el título de la aventura y se publicó en Servicio Secreto, nº 1718. No era esta su mejor aventura. Las dos anteriores eran mejores, pero como cualquier otra novela de Lou Carrigan se lee con interes.


 En Al Encuentro de los Ángeles, Servicio Secreto, nº 1648, el protagonista de la novela es un tal Lamont Amos, un representante enviado a un ficticio pais centroamericano, inmerso en una revolución, que al final se descubre como agente de la W.W.W. agencia, según asegura, de la que sus mejores agentes son Elvis North y Alice Westmoreland.


 No hemos descubierto más novelas en las que intervengan esta pareja de agentes u otros componentes de la W.W.W., ni tenemos noticia de ellas. Ignoramos si el autor dedicó mas historias a esta pareja, una de las más atractivas de la novela popular española, en el periodo de la madurez narrativa de Antonio Vera Ramirez, por lo que agradeceríamos cualquier noticia sobre ellos.

lunes, 2 de septiembre de 2013

El Coyote.


La culpa fue de un coyote.

 Hace algunos años existía en la plaza de la Corredera, de mi Córdoba natal una pequeña librería de libros de segunda mano y de ocasión, regentada por un señor mayor de maneras algo bruscas (pero nunca groseras) que se llamaba Trujillo, pero que yo, en mi fuero interno, llamaba "El Viejo", sin ningún ánimo peyorativo. Era la librería del Viejo y yo me entendía.
 El local era un local estrecho, lóbrego, porque la única ventana que daba a la calle estaba tapada con libros, en columnas sobre el alféizar, un sitio por el que tenias que retorcer el torso para avanzar, por las estrecheces que imponían las veteranas estanterías repletas de volúmenes, y la enorme mesa central, de madera oscura, igualmente atestada. Todo tipo de ediciones impresas llenaban la estancia ; libracos viejos (o antiguos, que todo depende de los ojos que miran y el entendimiento de cada cual) , ediciones nuevas de saldo, tebeos con todos los grados de deterioro posibles, novelas polvorientas provenientes de la limpieza del altillo del abuelo que el nieto vendió por cuatro perras, tostones recomendados por el Círculo de Lectores que ocupan un espacio necesario en la balda del rincón; olor a papel enclaustrado, peleas por sacar un libro de lomo interesante de la mitad de una pila de equilibrio inestable...
 Un lugar maravilloso.
 Mi modesta colección de libros está compuesta, en su mayor parte, de las gangas y tesoros que encontré allí, y no son pocos los libros de los que me deshice vendiéndolos en ese lugar.
 Pero llegó un dia acíago en que "El Viejo" decidió que ya había permanecido demasiado tiempo de pie, tras su minúsculo mostrador, y que ya estaba bien de aguantar a los pesados buscadores de tesoros impresos, y que ya era hora de retirarse. Trapasó el negocio a un viejo conocido de los aficionados a los tebeos, que tenía su local un poco más arriba, en la cuesta de la Espartería (conocido por mí, y por unos cuantos más, por "El Gordo"), y las cosas cambiaron. Todavía merecía la pena ir al local, pero ya no era lo mismo; el negocio languideció y acabó por morir. Córdoba se quedó sin una librería de libros de ocasión y segunda mano, emblemática y necesaria.
 Pero hagamos un alto y retrocedamos un tanto en la línea temporal, antes del apocalipsis, y regresemos a un momento concreto, de un dia determinado en que perdía el tiempo en la librería del Viejo (porque cuando no tenía nada mejor que hacer y me sobraban algunos "duros" en el bolsillo pasaba las mañanas en ese local, musarañeando entre los libros), y sin saber muy bien porqué decidí tomar un librito de un montón de otros similares, que llevaba viendo en el mismo lugar desde... siempre, sin que nunca mereciesen mi atención. En la cubierta de esos libritos se mostraba siempre la imagen ilustrada de un individuo vestido de charro mejicano, cubierta la cara con un antifaz negro, como el de El Zorro, y un bigotito a lo galán en blanco y negro de las películas de los años ´40, en diferentes poses, pero empuñando siempre un revólver colt. Eran novelas del oeste, sin duda, y como nombre genérico figuraba el de El Coyote, de un tal José Mallorquí.
 Un español escribiendo novelas del oeste americano, como aquellos otros que se escondían bajo un seudónimo anglosajón en aquellas novelas baratas en las que aprendí a leer, como el que dice, de niño, y que en la adolescencia desprecié por considerarlas lecturas infantiloides, repetitivas, y simples. Y el personaje, en su plasmación gráfica, siempre me había parecido ridículo. Un mariachi enmascarado...
 Pero aquel dia, quizá porque no encontraba nada interesante y me daba verguenza marcharme sin comprar nada, me llevé el número 1 de la colección de Forum, de los años ´80.
 Y, ya que lo tenia, debía intentar leerlo, al menos. Me senté, lo abrí, lo leí..., y descubrí una maravilla.
 Una prosa cuidada y fluída, un argumento interesante, una ambientación atrayente, en esa California recién arrebatada a los mejicanos por los yanquis, con esos terratenientes de sonoros nombres españoles, reliquias de un glorioso pasado imperial que se deshacía poco a poco; el trasfondo del abuso, de tintes racistas, de esos invasores norteños y anglosajones sobre una población mestiza y cobriza, y un héroe de reminiscéncias (muy leves, que ya desde el principio este cánido demostró tener una personalidad propia) al Zorro, de Johnston McCulley. Porque el joven César de Echagüe era un pisaverde abúlico de dia y un temible vengador enmascarado de noche; como de noche era su indumentaria de combate, totalmente negro, que por un deslíz del dibujante Francisco Batet, ilustrador habitual de la colección de Ediciones Clíper, le vistió, quien sabe por qué, con un luminoso traje de charro, y así se quedó, para los restos.


 Descubrí unas novelas apasionantes, bien escritas, llenas de personajes memorables y entrañables, de aventuras originales y magníficamente elaboradas. Desde entonces cada vez que iba a la librería me llevaba, junto con cualquier otra obra "de calidad", otra novela de El Coyote; sin orden, porque allí había ejemplares diversos de diversas colecciones dedicadas al personaje a lo largo del tiempo (Forum. Bruguera, Favencia, unos volúmenes retapados por el propietario original, muy rústicamente, de ejemplares de Clíper, de páginas amarilleadas por el tiempo, y con sellos de color sepia de librerías de compra-venta-intercambio, incluso del propio Trujillo), yo iba adentrándome, encantado en el mundo que Don José Mallorquí Figuerola creaba alrededor de un personaje, en verdad, mítico. Porque a medida que me interesaba por informarme y profundizar en la época y circunstancias que rodearon la existencia de El Coyote constaté su popularidad, extendida desde su creación hasta, prácticamente, la actualidad (la colección de PlanetadeAgostini es de 2002 ) En los tiempos en que el medio de comunicación que imperaba era la radio, porque la televisión era era una entelequia, y la población encontraba su entretenimiento y diversión en publicaciones de aventuras baratas El Coyote fue un soplo de aire fresco en una España sumida en una posguerra en blanco y negro, y que fue soporte de películas (muy malas), tebeos (los actuales comics), e incluso una canción (al parecer un corrido con letra del propio Mallorquí). Su fama se extendió por muchos paises europeos, y me consta que en Méjico es muy recordado y apreciado.


 En definitiva, descubrí que ahí fuera, en ese mundo hasta entonces ignorado de la novela popular española, había muchos continentes por explorar. Me atreví a catar alguno de esos bolsilibros que yacían en el fondo de cajones de plástico, acumulando polvo e indiferencia, concretamente un Curtis Garland y un Lou Carrigan, ambos de ciencia-ficción, y, vaya, no estaban mal. Seguí, insistí, y, sí, en verdad que en algunas de esa publicaciones populares y baratas habían buenos narradores...
 Y aquí estoy, metido en la tupida jungla inconmensurable de la novela popular española, con tantas cosas por descubrir y leer que no me serían suficientes tres vidas para abarcar una parte del conjunto,
todo por culpa de un tal José Mallorquí, y el mayor héroe de las turbulentas tierras del oeste americano: El Coyote.







jueves, 22 de agosto de 2013

El Pirata Negro, Arnaldo Visconti.

 Las ciencias avanzan que es una barbaridad, y, entre otras maravillas, los tiempos modernos han añadido a las librerías de ocasión y segunda mano de toda la vida que aún existen (dónde existan), con una localización física y catastral, un local virtual en la red. Todos los buscadores de tesoros, en forma de ediciones narrativas impresas, conocemos dos asociaciones de librerías de este tipo, que, en definitiva, son la misma, y algún sitio donde los particulares ofrecen sus gangas (pónganse las comillas donde corresponda) a los coleccionistas. Establecimientos y personas muy alejadas entre sí pueden contactar y llegar a acuerdos y comprar lo que sea que les interese, desde casa, gracias a la universalidad de internet.
 El único inconveniente que presenta este sistema es el de siempre: el transporte de la mercancía en cuestión. Aún no se ha perfeccionado el sistema transportador instantáneo de materia y los objetos siguen necesitando desplazarse con los medios de comunicación habituales. Y eso encarece el producto. En ocasiones mucho.
 Sin embargo este sistema de compra virtual (Te tienes que fiar de alguna imagen minúscula, alguna somera descripción; no lo puedes manosear y hojear antes de adquirirlo) tiene  sus virtudes. En lugar de rebuscar entre las estanterías repletas de ejemplares, buscas referencias, nombres de autores o colecciones y, a veces, encuentras sorpresas y tesoros.
 En el caso del ejemplar de El Pirata negro que compré con este método, junto con otras cosas, que hay que amortizar los gastos de envio, lo busqué por su referencia. Desde hacía algún tiempo leía  comentarios muy interesantes sobre un autor de novela popular, Pedro Victor Debrigode, que en su producción de novela policíaca firmaba como Peter Debry (esos sitios son: Peter Debry, padre de la novela negra española y su sitio hermano galanteaventurero.blogspot.com. novelapopular.blogspot.com. noveladeaventuras.blogspot.com). Además de comentar sus obras en las colecciones policiacas de Bruguera, se cantaban las virtudes, en su vertiente aventurera y con el seudónimo de Arnaldo Visconti, las novelas de El Galante Aventurero. Y tambien con el sobrenombre de Arnaldo Visconti, años antes, creó otro personaje, de resonancias míticas: El Pirata Negro. Compitió, en igualdad de condiciones, con el icono de la novela popular española: El Coyote , de José Mallorquí; cuando se hablaba de este con alguna gente mayor comentaban ,los ojos brillantes, una sonrisa en la cara: "Y tambien leía, en aquellos tiempos, las novelas de piratas de un escritor italiano; El Pirata Negro creo que se llamaba". Por los mentideros de internet se contaba que el personaje habia sido un gran exito en Alemania, y que, al parecer, su publicación se interrumpió a mitad de serie, y un escritor aleman la terminó, con una novela apócrifa... Comentarios breves, relación de los 85 números publicados de la colección en formato cuadernillo, de 15´05 x 20 cm. y 64 páginas, con texto a dos columnas y algunas ilustraciones intercaladas, en la página de Jaume Provensal, el portadista de todos esos números...
 Así que busqué y encontré en esas liberías de internet un ejemplar de la colección, La Tumba de los Caballeros, nº 19 de la serie. Recibí un cuadernillo de lomo deshecho, de cubiertas destrozadas; legible, sí, pero avejentado hasta tal punto que me ví obligado a restaurarlo, reforzando las tapas con folios encolados. Quizás por este contratiempo me desentendí del cuadernillo durante bastante tiempo.



 Un dia, sin nada que llevarme a las pupilas, con un síndrome de abstinencia bastante acentuado, decidí rescatar la Tumba de los Caballeros. Me senté en el sillón de leer, tomé el ejemplar con mucho cuidado y comencé a leer..., y al terminar sentí aquello que cada vez es mas extraño; la sensación de que me había divertido como aquella vez primera, tantos años atrás, en que leí por primera vez una novela; esa sensación que queremos volver a experimentar cada vez que abrimos un libro y que rara vez sucede.
 Había encontrado una narrativa clara y fluida, una aventura apasionante, unos sucesos graves que comprometian al honor, la amistad, la traición y la venganza, unos personajes bien definidos, empezando por el titular de la colección, el Pirata Negro, Carlos Lezama, una fuerza de la naturaleza, galante con los amigos, feroz en su cólera con los enemigos, capitán pirata de nobles propósitos; su amigo y lugarteniente Diego Lucientes, un madrileño echado a la piratería por un afán de aventuras desmedido, como desmedida es su pasión por las faldas; los piratas, contrapunto simpático, "Cien Chirlos" y "Piernas Largas".
 Un escenario grandioso, con su mar Caribe infestado de corsarios, con sus costas repletas de fortificaciones  coloniales, piratas emboscados donde menos te lo esperas. En esta novela en particular piratas del sexo femenino, con nombres própios que se pueden encontrar en los libros de historia marina: Ana Honey y Mary Dear. Aquí continúan sus andanzas, en unos hechos ignorados por la wikipedia.
 Y la novela, contando una historia unitaria, dejaba algún cabo suelto, y daba la impresión de que pertenecia a una gran saga, donde los personajes entran y salen, nacen y mueren , cambian, crecen, alrededor de un personaje central, el Pirata negro. La sensación se confirmó cuando seguí leyendo sus aventuras, desordenadas, interrumpidas en alguna ocasión, porque, como en El Coyote, alguna novela continua en la siguiente o siguientes, y hay referencias a hechos pasados que desconozco, pero, en cada ocasión tambien me reafirmo en la impresión que obtuve en la primera toma de contacto con el personaje: que soy un tipo afortunado por poder leer una aventura más de Carlos Lezama





 Años despues de que la serie fuera cancelada (1949), Bruguera inició la Colección Iris, ya con el formato del bolsilibro, dedicada en exclusiva a publicar cuatro series de cuatro personajes de Pedro Victor Debrigode, con el seudónimo de Arnaldo Visconti (1952). Se trataba de Diego Montes, El Halcón, El Aguilucho, y El Pirata Negro, del que, en cuatro entregas contó el origen y juventud del personaje.




 Por desgracia sólo he podido leer la primera novela de esta serie. No conozco nada de ese descendiente de Carlos Lezama, el bandolero y guerrillero Diego Montes, ni de los otros atractivos personajes de esta colección, que, sin duda, deben pertenecer a lo mejor del autor, en la plenitud de sus capacidades narrativas.
 Hasta tal punto llega mi admiración por el autor y su personaje que si alguien me pusiera una pistola en el pecho y me obligara a decidirme entre El Coyote, de Mallorquí, y El Pirata Negro de Visconti, encomendaria mi alma a los Dioses y me despediria de este mundo cruel.

  Gracias al amigo José Vicente Serrano he podido leer la primera entrega de la serie: La Espada Justiciera.



  Al ser un primer número la novela sirve como presentación del personaje protagonista, del entorno histórico y orográfico de la serie, y la historia no es más que un canto a la aventura romántica y a las virtudes de los hechos de la colonización hispana en las Indias, a la envidia de nuestros vecinos-rivales coloniales europeos(La péfida Albión, los chauvinistas gabachos, los taimados holandeses, etc., etc...), y la grandeza de sus (grandes) hombres. Aún el caracter del capitán Lezama no está bien definido, aunque muestra bien a las claras sus virtudes guerreras y galantes.
  No tardará el autor en enriquecer la tama con personajes secundarios, con lances más elaborados al encadenar algunas entregas con la siguiente o siguientes, al sacudir a sus héroes con desventuras y trances más complejos.
  Poco a poco voy rellenando los huecos de la gran saga del Pirata Negro que tengo abiertos, y , de tanto en tanto, clamo a los Cielos por una reedición de esta con prontitud, elegancia y economía.
  Así sea.
 
  Y los Cielos me escucharon. Y Darkland Ediciones es la mano de la Providencia.








domingo, 18 de agosto de 2013

Akal, Serie Negra.


Nos quejamos (yo me quejo) de que el mercado editorial actual no presta atención a esas novelas populares que durante tanto tiempo reinaron en las baldas de los quioscos de este pais. No hace mucho la Editorial Akal, en Akal, básica de bolsillo, Serie Negra editó, en cuatro volúmenes ¡Bang, Bang, Estás Muerto!, editado por Moncho Alpuente y Luis Conde, en los que se hace un repaso a la historia y editoriales y colecciones que participaron en el esplendor de este tipo de literatura española de género policíaco de formato bolsilibro, que llenó, no sólo quioscos, sino establecimientos de compra-venta-intercambio. Además de los artículos y comentarios de Moncho Alpuente y Luis Conde Martín tambien participa en la obra Manuel Blanco Chivite.
 En los cuatro volúmenes, con formato de bolsillo y una media de 400 páginas cada uno, se presentan 16 novelas de 16 autores diferentes (cuatro por libro), y, como suele suceder con este tipo de recopilaciones genéricas, el resultado vá desde la obra maestra, el descubrimiento sorprendente, de autores ignorados o novelas que nos hacen rectificar la opinión que teníamos de determinados autores, hasta cosas ilegibles. Dependerá de nuestras preferencias por determinados autores conocidos (personalmente no soporto a Frak Caudett, y Clark Carrados me resulta cansino, casi siempre); si nos gustan más o menos. Y alguna discrepancia en cuanto a la elección de las novelas mostradas aquí de algún autor apreciado, caso de Mark Halloran (Jorge Gubern Ribalta, reseñado en otra entrada en este blog) cuya novela Pistola de Alquiler, no pasa de ser un western convencional transplantado a un escenario centroamericano contenporáneo (de los ´50), que como western puede resultar entretenido pero como novela policíaca resulta muy pobre; o el relato de Alexis Barclay (Antonio Viader Vives) perteneciente a su psicodélica serie BANG; los episodios Operación "Resurrexit" o Cangrejos hubieran sido más... alucinantes.


 Pero tambien están esas joyas de la literarura popular que elevan el nivel de la recopilación; por ejemplo Alf Manz (Alfonso R. Manzanares) y su elegía del cuerpo del FBI, deudora del folletín heróico de los años ´30 y ´40, apasionante en su ingenuidad, de ¡Culpable!, el primer número de la colección FBI, de Rollan, la espléndida novela de Frank Mcfair (Francisco Cortés) Esta es mi Historia, con reminiscencias a  William Riley Burnett, otro gran autor americano olvidado, con sus historias contadas desde el punto de vista del delincuente, como La Jungla de Asfalto, El Pequeño César, Perseguido, y en la que Francisco Cortés nos cuenta la historia de un gangster implacable que vive con un gato y que comete el mayor error que puede cometer un tipo de su calaña: enamorarse. Tambien en volumen I podemos leer una buena muestra del talento narrativo de Peter Debry (Pedro Victor Bebrigode Dugí, que con el seudónimo de Arnaldo Visconti, años antes escribió las aventuras de El Pirata Negro, una serie que compitió, en igualdad de condiciones, con El Coyote, de José Mallorquí ), con El 13-13, número de la muerte.



   Tambien están en la selección Donald Curtis (Curtis Garland, Juan Gallardo Muñoz), uno de los mitos de este tipo de literatura, recientemente desaparecido, que en Flores en tu Funeral , nos ofrece una estupenda novela de sus primeros años, los mejores en el género policíaco, una sorprente (porque yo me había prometido a mí mismo no volver a leer nada de este autor despues de toparme con la peor novela policiaca jamás escrita de este auto/a, lo que demuestra que en este mundo no puedes fiarte sólo de una primera impresión) historia a cargo de Vic Logan (Maria Victoria Rodoreda), una buena muestra de la habilidad narrativa de Lou Carrigan (Antonio Vera Ramirez), un toque de atención hacia Eddie Thorny (Eduardo de Guzmán), de estilo particular y cuidado...


 Una oportunidad, al cabo, de tomar contacto con un tipo de entretenimiento muy importante durante un largo perodo de tiempo, que murió cuando creció la ficción televisiva, y una interesante iniciativa de editorial Akal, bien presentada, a buen precio, que me temo no tuvo la repercusión que merecía.
 No parece que este intento tenga continuidad, pero si así fuera me gustaría imaginar que en proximas entregas los libros estuvieran dedicados a un sólo autor, con tres novelas cada uno, y las portadas de cada novela a color: selecciones de Mark Halloran, Peter Debry, Donald Curtis, Lou Carrigan, Alexis Barclay... Por soñar que no quede; por ahora es gratis.

jueves, 15 de agosto de 2013

La revista. En construcción.

El equipo de Maquetación y Artes Gráficas de Relatos Populares está ultimando los detalles del primer número de la revista; nos advierten de que todavía no hay nada decidido; el Director general tiene que dar su beneplácito.
 Tambien el contenido se define. David Woolrich da su consentimiento para que podamos editar sus relatos contenidos en Primera Sangre, y Otros Relatos en Innsham, del que extraemos la novela corta prevista para su publicación, o, al menos, eso hemos entendido de su errática carta manuscrita que nos ha remitido desde su reclusión terapéutica en una clínica de reposo... De cualquier manera es buen amigo de la casa y no vamos a perder la amistad por un malentendido de derechos y royaltis sin importancia.


martes, 13 de agosto de 2013

David Goodis.

 David Loeb Goodis viene al mundo el 2 de marzo de 1917, en Filadelfia, Pensilvania. En 1939 publica Retreat from Oblivion, novela no perteneciente al genero policiaco, en la que tiene un papel importante en la trama un brigadista internacional en la guerra civil española. A partir de entonces se instala en Nueva York, trabajando para agencias publicitarias y colaborando en diversas revistas pulp. Una muestra de esta produccion se puede encontrar en la revista Delirio, nº 9, La biblioteca del Laberinto. "La escuadrilla de los hombres perdidos", Flighting Aces.
 Tambien trabaja en los seriales radiofonicos, interviniendo en el de Superman, de la ABC. En 1942, contratado por la productora Universal para escribir guiones cinematograficos, se traslada a California donde conoce a Elaine Astor , con la que se casa.


                                                    Elaine, Goodis y "un amigo desconocido".

 En 1943 la pareja se divorcia.
 En 1945 Warner Brothers compra por 25.000 dolares los derechos de la novela, aun inedita, Dark Passage. En enero del ´46 el magazine The Saturday Evening Post aquiere, a su vez, los derechos para su publicacion, y a partir del 20 de julio comienza su difusion seriada.


 El 27 de septiembre del año siguiente se estrena Dark Passage en los cines, dirigida por Delmer Daves e interpretada por Humphrey Bogart, Lauren Bacall y Agnes Morehead.



 En esta obra el autor sienta las bases de lo que será la espina dorsal de su narrativa en el género negro; presenta a un personaje, Vincent Parry, acusado y sentenciado por el asesinato de su esposa, y comienza la novela cuando escapa de la carcel e inicia una angustiosa huida, a la vez que pretende aclarar quién fué el verdadero asesino de su mujer (si a alguien este argumento le recuerda el de la serie de televisión El Fugitivo, que sepa que no es el único, el propio Goodis inició un pleito por plagio con la productora televisiva que ganó, postumamente) En su tortuosa senda hacia la libertad se encuentra con individuos que le ayudan generosamente, sin obtener nada a cambio, como la mujer que acude en su auxilio porque su caso le recuerda al de un familiar tambien acusado injustamente, o un taxista que le reconoce, pero al que le gusta su cara y le ofrece la posibilidad de cambiarsela. Y este en un elemento importante, tanto en la trama de la historia, como en ese cuerpo onírico que impregna toda la obra de Goodis; una suave capa que se manifienta tambien, en Dark Passage, en el imaginado diálogo que mantiene Vincent Parry con su amigo trompetista asesinado, o en el argumento de "cículo vicioso" o de espiral de Nightfall (El Anochecer), o en la espesa y claustofóbica cualidad del ambiente en Black Friday (Viernes Trece), o The Burglar (Rateros), el binomio de ladrones de casas, donde todo transcurre como en una de esas pesadillas en las que corremos, luchamos por avanzar hacia un objetivo cercano que nunca alcanzamos, se aleja a medida que nos arrastramos hacia esa puerta-meta-salida y siempre (siempre) nos despertamos antes de llegar, quizá porque no hay nada donde llegar, que al otro lado de la puerta no haya nada.
 






 Y, quizás sea esta una de las razones de la escasa popularidad entre el público lector de uno de los mejores autores de su generación, su frustrante empeño , en algunas de sus obras, de finalizar de manera ágria, de  golpear a sus personajes sin misericordia, apurando sus desventuras hasta las últimas circunstancias.* Quizás este rasgo esté más acentuado en Calle sin Retorno, o en Disparen sobre el Pianista, su obra más reconocible, por razones ajenas a las literarias (la película de Truffaut, que en Francia Goodis es casi un autor de culto), pero no es un rasgo que compartan todas sus novelas; tambien las tiene, si no optimistas (que ya sabemos que un pesimista es un optimista bien informado), si al menos moderadamente esperanzadoras. De cualquier manera no seré yo quien diga como acaba una novela, ni cuales son unas u otras en la obra de Goodis. Pero si es cierto que toda obra literaria posee un coherencia interna que la recorre de cabeza a piés, desde los primeros párrafos de esta se debería intuir su conclusión. Al menos no sorprendernos.
 Para zanjar el tema haremos nuestras las palabras que el abuelo de la novela (y la película) de William Goldman La Princesa Prometida, dirige a su nieto, cuando este le reprocha que en el cuento (ficticio) que le lee, el protagonista Muera, por que eso no es Justo: "¿A tí quién te ha dicho que la Vida es Justa?"
en España.
 Siguiendo con la cronología de la vida y obras de David Goodis añadiremos que, a su regreso a su Filadelfia natal, comienza a publicar en la coleccion Gold Medal, las ediciones de bolsillo en tapa blanda. En la década de los cincuenta aparecen relatos suyos en la revista Manhunt: The Blue Swetheart, Professional Man, The Plunge, Black Puding, etc..., lamentablemente inéditos en España. 





 El 7 de enero de 1967 fallece el autor mientras palea la nieve de la puerta de su casa. Se comenta que a consecuencia de la paliza recibida en un mal encuentro en uno de los garitos que frecuentaba, en los ambientes nocturnos de Filadelfia, lugares en los que ambienta muchas de sus obras, amen de otras localizaciones de la ciudad, y razón por la cual algunos de sus conciudadanos comienzan a reivindicarlo. En el sitio www.davidgoodis.com se hace un completo repaso a los escenarios reales que aparecen en sus novelas, así como reseñan una interesante información sobre el autor y su obra.
 Pero la mayor parte de la información recopilada para elaborar este pequeño comentario se debe al trabajo de Javier Coma, el mayor experto en este pais de la obra de David Goodis, director de la coleccion Black, de Plaza & Janes.



* Quedan muchas cosas en el tintero: el vínculo "onírico" que une a David Goodis con otro gran autor olvidado, Cornell Woolrich/William Irish, u otro interesante autor de su generación Bill Ballinger con Retrato de Humo o El Segundo más Largo; la circunscripción en el rincón de "los malditos" junto con Jim Thompson, un autor "duro" y poco dado a halagar a sus lectores; pero eso, como diría el tabernero de Irma, La Dulce es otra historia.

domingo, 11 de agosto de 2013

La revista.Propuesta.


Boceto y propuesta para una revista publicada bajo demanda (canales por determinar) sobre novelas y relatos de género. Terror, ciencia ficción, policíaco. 15x21, páginas por determinar.

domingo, 4 de agosto de 2013

En costas extrañas (lecturas veraniegas 2)



 Cuando comenzaron a llegar noticias del inminente estreno de la primera película de la serie de Los piratas del caribe me acordé de una novela que leí años antes: En costas extrañas, de Tim Powers. Una vez estrenado el film comprobé que no tenía nada que ver con aquella, sino con una atracción de Disneyworld. El caso es que en la última entrega de la saga cinematográfica los productores y guionistas tambien se acordaron de la novela de Powers; compraron los derechos, titularon la entrega de la misma manera, y tomaron algunos elementos de aquella.
 Los resultados del film son los que son, y no vamos a reseñarlos; afortunadamente la novela está disponible en el mercado.
 En lo que a mí respecta, la adquirí en su dia, antes de conocer la obra de Tim Powers, solo dejándome llevar por las promesas de la cubierta y los comentarios de la contracubierta; era de piratas, y estaba incluida en una colección de fantasia de la que ya conocia algo. Así que la compré y la leí...
 Y me enconté con un delírio imparable, una amalgama apabullante de aventuras, magia, história, que, a fuerza de entreverar verdades y mitos, ya no se sabe donde enpiezan unos y terminan las otras, de Piratas, así con mayúsculas, que eso lo dice todo. O casi todo, porque son unos piratas pasados por el tamiz de Tim Powers, que pertenece a la escuela de Philip K. Dick, y eso se nota, imprime caracter, sobre todo en el resto de su obra.
 En definitiva, si os interes saber porqué Edward Teach, Barbanegra, se enrredaba cabos de vela encendidos en su espesa barba antes de un abordaje, si Ponce de Leon encontró la Fuente de la Eterna Juventud en las marismas de Florida, o de qué puede servir haber sido un titiritero para ganar una batalla naval, no lo dudeis, leed En costas extrañas, de Tim Powers.

La luz al final del tunel (lecturas veraniegas 1)


 En la revista Gigamesh nº 2, de Agosto/Septiembre de 1991, en la reseña de Jesús Palacios de esta novela (La luz al final del tunel, John Skipp y Caig Spector, en Gran Super Terror de Martinez roca, 1991), comenzaba poniendo de manifiesto que estaba un pelín harto de la moda de novelas de vampiros sensibles, "humanos", tan en boga entonces gracias a las novelas de no-muertos románticos (en la mala acepción de la palabra y el concepto) de Ann Rice, por ejemplo.
 Años despues la situación sigue siendo similar o peor; quizás los niveles de confusión -fusión entre la novela Rosa y la de Vampiros para adolescentes haya alcanzado proporciones de plaga bíblica. pero, hoy como antaño, llega la novela de Skipp y Spector para sacudirnos y reanimarnos. Un buen "chute" de Vampiros de verdad (sea cual sea esa Verdad, pero siendo como es la Verdad que nos gusta), donde los acontecimientos se precipitan desde la primera página y nos arrastran y deslizan por una pendiente resbaladiza por la sangre, sobre un trineo de cuchillas afiladas, sin frenos.
 Si sois más de Noche de miedo (Fright Night, 1985) o Los viajeros de la noche (Near Dark,1987, Kathryn Bigelow) que de Jóvenes Ocultos o La saga Crepúsculo, buscad esta novela en las librerias de viejo, o mercadillos, porque, como decia Jesús Palacios, quizás esto no sea Literatura, pero es sin duda Entretenimiento; es pasarlo Bien pasándolo mal. Porque los vampiros no son "buenas personas"; no son "personas", son unos Malditos Hijos de Puta ante los que sólo caben dos posibilidades: huir como alma que lleva el diablo, o tratar de exterminarlos. No hay otra alternativa.