La nostálgia es un territorio pantanoso traicionero; te adentras en él, confiado, creyendo que aquel paraje sigue siendo el mismo que frecuentabas cuando niño. No caes en la cuenta de que las tormentas, la porosidad arcillosa del subsuelo, lo han transformado en un barro pantanoso y te atoras en las arenas movedizas de la desilusión. Y contemplas, desorientado, aquel viejo tebeo al que habías perdido la pista en el principio de los tiempos, y que te había convertido en el niño más feliz del mundo en esa burbuja espacio-temporal en la que lo de fuera simplemente no existia. ¡Qué dibujos! ¡Qué historia más chula! ¡Así sí que merece la vida ser vivida, enfrentándote a villanos repugnantes y traicioneros, arriesgando el físico por el Bien Común, encandilando a doncellas de belleza ultraterrena!
(continuará...)
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