lunes, 15 de julio de 2013

Curtis Garland / Donald Curtis.

 El tener que cumplir con unos plazos de entrega, el tener que rellenar un determinado cupo de páginas mecanografiadas obligaba a que muchos de los autores de la novela popular española (y universal, asumo) echaran mano de situaciones y diálogos de relleno, que estirasen ,a base de tópicos reconocibles por el público lector al que se dirigian, la extensión de las historias. que transformasen una mera anécdota que, en cualquier otro soporte literario habría ocupado sólo lo que diera de sí, en un relato que se ajustase a la horma de las 125 o 96 páginas.
 Dependiendo de la habilidad, del oficio, de la inspiración, del talento, en suma, de los autores (a todos nos vienen a la mente los nombres de algunos, que no mencionaremos, firmes seguidores de la doctrina de la dilatación extrema y de la pobreza argumental cuyas iniciales de su seudónimo son similares al de una bebida alcohólica ), los resultados serían más o menos satisfactórios para un lector mediánamente exigente. Y, aún así, hay que tener en cuenta que ni el mejor de los autores puede ser siempre perfecto, que a veces las Musas se van de picos pardos, y tendremos que admitir que hasta el mejor escribano echa un borrón.
 Por eso, cuando nos encontramos con obras que tienen las páginas justas, porque la historia encaja a la horma sin necesidad de calzos, ni rellenos, ni plantillas, que los finales no son una inspiración de última hora, sino una conclusión coherente con lo que nos habían contado desde la primera página, nos sentimos a gusto, sin reservas, disfrutando de lo que debería ser un agradable rato de lectura, y no ese constante comezón e irritado hartazgo en que se convierte, cada vez más a menudo (cuanto más viejo más pellejo) el acto libre de leer.
 Esto se produjo con estras tres novelas de quiosco del mismo autor que reseñamos en la entrada anterior de este blog: Curtis Garland, tambien Donald Curtis, y un amplio etcétera de seudónimos de Juan Gallardo Muñoz, uno de los mejores profesionales de este medio. En dicha entrada comentamos tres obras del género de terror; ahora lo haremos con otras tres novelas, esta vez de diferentes géneros.
 La primera de ellas es Las criaturas del frío, La Conquista del Espacio, nº 139, abril de 1973.



 En realidad es un híbrido entre los géneros de ciencia ficción y terror. Desde los comienzos de la difusión popular de la literatura (me refiero a alfabetización promovida por el racionalismo, y la difusión de la prensa y los folletines baratos) la ciencia ha provocado un terror cerval en las almas de los elementos más conservadores de la sociedad, que, por cierto, paulatínamente veían perder su hegemonía del Saber, exclusivo de pequeñas élites cultivadas. La desconfianza ante la racionalidad es innerente al ser humano, así como la xenofóbia; la civilización es una pátina autoaplicada, que se mantiene con dedicación constante. Es muy cómodo dejarse llevar por la corriente mansa del Grupo, del Clan, de Los Nuestros. Por eso, una novela creada en una reunión social, que no era más que un ajuste de cuentas con su padre, Mary Wolstonecraft Sheley escribe Franquenstein, o El moderno Prometeo, y dichos sectores la recibieron como una prueba más de que la ciencia "incontrolable" es perversa. Lo que Asimov denominaba "el síndrome Franquenstein" por el que se cuestiona, absurdamente, la investigación robótica, y que se produce ahora con, por ejemplo, los estudios y avances en la investigación genética. ("No Jugeis A Ser DIOS", dicho con voz cavernosa y trémula). Pero esto es otra historia, que diría el tabernero de Irma, la Dulce.
 El caso es que esta novela de Curtis Garland, ambientada en un futuro en el que el gobierno aconseja y promueve la criogenización, y el uso de la droga "Lázarus", para individuos con alguna enfermedad terminal hasta el hallazgo de una cura de esta (como la FALSA leyenda de Walt Disney); y, como quiera que ya se empiezan a "recuperar" a algunos de esos individuos, y despiertan un tanto desorientados, y al poco se hace evidente que algo, en ese coma inducido, no funciona corréctamente, y sus cuerpos y sus almas... Bueno, no contaremos más, que no queremos estropear las sorpresas a los futuros lectores.
 Una distopía social y un relato de terror-ficción bien narrado y bien resuelto.
 La siguiente novela por reseñar es Todas las noches del mundo, publicada por primera vez en L.C.D.E. nº 275; la edición aquí presente de la reedición en Ediciones B, de septiembre de 1992, nº 32



 En un entorno de ciencia ficción, en un futuro postapocalíptico, el autor desarrolla una historia de Fantasia heróica, en una sociedad que ha regresado a la barbarie, donde la ciencia es preservada por unos individuos similares a magos, y dónde tienen cabida, en un momento de la historia, unos vampiros del más rancio abolengo, vampiros de toda la vida. Aunque, por lo general, estas mezclas de racionalismo y fantasía pura nos chirrían, en este caso la pericia narrativa de Garland, y la fuerza de la historia salvan con exito este bache.
 Acabamos con una de las mejores novelas policiacas del autor, en esta ocasion firmada como Donald Curtis:¡Silba, muerte, silba!, Servicio Secreto nº 495, 1960.



 El argumento de esta narracion se desarrolla como una variante del comienzo de La novia vestia de negro, de William Irish - Cornell Woolrich. En esta una novia, a las puertas de la iglesia donde va a casarse ve como su prometido cae muerto a causa de un balazo de procedencia desconocida, y procede a buscar y ejecutar a los componentes de una reunion de la que sospecha surgio el disparo. En la novela de Curtis es una joven la que muere al caer, borracha, desde un atico en que se celebra una fiesta. El supuesto novio de la chica es testigo de su muerte, y, al tiempo, algunos de los componentes de esa fiesta comienzan a morir en extrañas circunstancias y dicho novio no aparece donde se le busca. Se da la circunstancia de que antes de esas muertes alguien oye silbar una tonada similar, de procedencia desconocida. Este detalle nos lleva a pensar que quizas se trate de otro homenaje a Irish- Woolrich y su novela La serenata del estrangulador.
 Otra de las buenas novelas policiacas, y esta si esta disponible en el mercado, es Flores en tu funeral, incluida en el III tomo de ¡Bang, bang, estas muerto! de Akal/Basica de bolsillo, Serie Negra, 262, una buena muestra, en cuatro tomos, de algunos de los mejores autores de novela popular española, en el genero policiaco.


 Estas son solo una muestra de lo mejor de Juan Gallardo Muñoz, en una valoracion totalmente subjetiva. Quizas tenga otras aun mejores, pero no las conozco; su produccion fue tan enorme y tan dificil de conseguir, como la de tantos otros...

1 comentario:

  1. Creo que me salté esta entrada, Antonio. Muy buena aproximación al maestro Curtis. ¡Bravo!

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