domingo, 4 de agosto de 2013

En costas extrañas (lecturas veraniegas 2)



 Cuando comenzaron a llegar noticias del inminente estreno de la primera película de la serie de Los piratas del caribe me acordé de una novela que leí años antes: En costas extrañas, de Tim Powers. Una vez estrenado el film comprobé que no tenía nada que ver con aquella, sino con una atracción de Disneyworld. El caso es que en la última entrega de la saga cinematográfica los productores y guionistas tambien se acordaron de la novela de Powers; compraron los derechos, titularon la entrega de la misma manera, y tomaron algunos elementos de aquella.
 Los resultados del film son los que son, y no vamos a reseñarlos; afortunadamente la novela está disponible en el mercado.
 En lo que a mí respecta, la adquirí en su dia, antes de conocer la obra de Tim Powers, solo dejándome llevar por las promesas de la cubierta y los comentarios de la contracubierta; era de piratas, y estaba incluida en una colección de fantasia de la que ya conocia algo. Así que la compré y la leí...
 Y me enconté con un delírio imparable, una amalgama apabullante de aventuras, magia, história, que, a fuerza de entreverar verdades y mitos, ya no se sabe donde enpiezan unos y terminan las otras, de Piratas, así con mayúsculas, que eso lo dice todo. O casi todo, porque son unos piratas pasados por el tamiz de Tim Powers, que pertenece a la escuela de Philip K. Dick, y eso se nota, imprime caracter, sobre todo en el resto de su obra.
 En definitiva, si os interes saber porqué Edward Teach, Barbanegra, se enrredaba cabos de vela encendidos en su espesa barba antes de un abordaje, si Ponce de Leon encontró la Fuente de la Eterna Juventud en las marismas de Florida, o de qué puede servir haber sido un titiritero para ganar una batalla naval, no lo dudeis, leed En costas extrañas, de Tim Powers.

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